11 de julio 2024
La mirada curiosa de Luz Arcas se ha posado en una corriente artística que, sin pretender hacerlo, trascendió su origen y su época para ser posteriormente objeto de reflexión y estudio. Las espiritas es el nombre que se dio a un grupo de artistas, mujeres, que como Josefa Tolrá o Agustina Gonzalez utilizaron prácticas esotéricas para sus creaciones. La coreógrafa y bailarina malagueña las invoca en Fuera de sí este fin de semana en Faura dentro del festival ‘Habitar. Mostra de dansa’.
Las espiritas que ahora inspiran a Arcas, se valían del espiritismo, el tarot, la astrología o el péndulo para activar una creación automática que tomaba cuerpo en forma de pinturas, escrituras o tejidos. El automatismo guiaba la creatividad impulsado por prácticas esotéricas. El MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya) dedicaba en 2023 una amplia exposición a Josefa Tolrá y Magde Gill, dos de sus máximas representantes. La exposición ‘La mano guiada‘ es uno de las actos más destacados de reivindicación de un colectivo que en la década actual se resignifica. En 2019 el Museo mallorquín Es Baluard acogió también una muestra sobre estas creadoras.
Desde que acabara en 2023 sus dos últimos proyectos con su compañía La Phármaco, el tríptico de la prosperidad (formado por las piezas La domesticación, Somos la guerra y La buena obra) y el de los milagros (Toná, Trilla y Mariana), Luz Arcas se encuentra inmersa en un pausado proceso de investigación, en un acercamiento a un tema que encaja a la perfección con sus intereses creativos y recientes líneas de trabajo. Ella, que suele bucear en los orígenes de la danza, en su capacidad para generar conexiones, para extraer de las gestualidades el carácter de las comunidades, que ha encontrado en lo atávico del folclore una riquísima fuente creativa, recupera a las espiritas como trampolín a unas danzas instintivas y libres, para acercarse a unos planteamientos anarquistas, feministas, populares.
Luz Arcas en una muestra previa de Fuera de sí
Estas mujeres creadoras manifestaron su total desinterés en trascender, crear escuela o ser consideradas autoras ya que se veían como canales a través de los que hacer llegar mensajes y obras al mundo. ‘Me interesa también la noción de autoría, ya que esta suele estar ligada a una visión mas patriarcal del arte, la del gran autor, mientras que con las espiritas se disuelve. Ellas dicen que sus obras son de los muertos, que simplemente son médiums de algo que quiere hablar’, cuenta Luz Arcas, quien en Fuera de sí recoge ese testigo. ‘Yo no soy la que baila sino que mi cuerpo recibe mensajes de otros cuerpos que quieren comunicarse. Es un arte que podría parecer muy místico y espiritual pero tiene una relación muy matérica, se concreta en la tierra, a través de cuadros, textos o textiles’, añade.
El título de la pieza proviene de la expresión acuñada por Agustina González, conocida como La Zapatera de Mesones, quien fue una intelectual y activista, escritora de la Generación del 27 represaliada por el franquismo.
Lo espontáneo, lo sutil
Si la danza moderna ya intentó en su momento desligarse de la excesiva intelectualización del discurso del cuerpo, en los últimos años crece el plantel de creadores que han vuelto la vista hacia esas otras fuentes de inspiración (desde la ingesta de plantas a la astrología o el tarot) para recuperar lo esencial, lo instintivo y ritual. ‘Es un tema muy ligado a la danza, a su carácter antropológico, de naturaleza ritual. La danza tiene algo de conexión de mundos, de traer el mas allá al cuerpo. Por eso ahora se busca algo mas intuitivo, relacionado con esa visión de la danza. Es algo que tiene que ver con la crisis espiritual del planeta provocada por el sistema económico. El arte ocupa el lugar que antes ocupaban las religiones’, añade la artista. Ya en 2022 el ciclo Hacer Historia(s) de la Poderosa convocó a artistas que seguían esa estela de pensamiento, como recoge este artículo.
Consideradas herejes, casi animistas, las espiritas mantuvieron en el ámbito doméstico y próximo sus prácticas. ‘Ellas se disolvieron y eso también me interesa. En el proceso que me encuentro ahora necesito un reseteo, trabajar con un folio en blanco delante, que todo lo anterior, aunque tenga poso, no sea determinante’. Durante las paradas que la pieza va haciendo, en esas tentativas exploratorias, Arcas va añadiendo elementos, descartando ideas, sumando o neutralizando según todo va sucediendo. Ya ha recalado en A casa vella, en Ourense, en La Madraza, Granada, en Vilches, Jaén, tuvo una pequeña muestra en París junto a Pedro G. Romero y ahora llega a un festival como el de Faura, territorio de libertad y cercanía.
Para la presentación que tendrá lugar el sábado 13 en el Escorxador del pequeño municipio valenciano, la malagueña cuenta con la participación de Blas López, un joven diseñador de moda que ha pasado muchos años ‘peinando y vistiendo vírgenes’. Lo que se verá en Faura será único, creado ex profeso para ese día y lugar.
El cuerpo en crudo
La muestra de danza Habitar tiene este año como tema central el ‘cuerpo a cuerpo’, la relación íntima que se crea en ese encuentro, con el gesto físico como motor principal de comunicación. Si el año pasado tuvieron como protagonistas a creadores de más de 60, al cuerpo maduro (como recoge este artículo), esta edición lo íntimo, lo folclórico, lo celebrativo y ritual tiene su espacio con nombres como Juan Dominguez, Teresa Lorenzo, Vicent Gisbert, Sandra Gómez, Alberto Velasco o Luz Arcas.
Los propios organizadores del encuentro, el colectivo Hort-Art que reúne la filosofía y visión de los bailarines y coreógrafos (también gestores) Pere Bodí y Alex Guerra, han invitado a otros bailarines a sumarse a su pieza Ara. Además, en una nueva convocatoria de resultado exitoso, han sacado a bailar a los vecinos y vecinas de la localidad a la plaza del pueblo con un taller de Ball de Plaça y un Sarau. Queda ahora por delante un fin de semana lleno de estímulos en compañía. Una invitación a celebrar el ritual estival de encuentro comunitario con piezas tan reivindicativas y felices como Mover Montañas de Alberto Velasco para luego concluir la jornada con una cena de grupo a la fresca en la Vall de Segó.