En la foto de portada, David Zambrano

10 de julio 2023

Tienen en común haber superado la barrera de los sesenta años y mantenerse en activo en el campo de la danza. Bailarines y bailarinas, intérpretes-creadores que arrancaron sus carreras hace más de cuatro décadas y que a día de hoy siguen, imbatibles, en marcha. María Antònia Oliver, Andrés Corchero, David Zambrano, Elena Córdoba, Avi Kaiser y Sergio Antonino son los artistas que durante toda esta semana convierten el pequeño municipio de Faura (Valencia, 3500 habitantes) en un punto caliente de la danza. ‘Habitar, Mostra de Dansa’ es la cita que los ha convocado; Pere Bodí y Alex Guerra (Hort-Art), sus organizadores.

Esta es la cuarta edición de un ciclo estival que, según explica Pere Bodí, mantiene firme uno de sus objetivos iniciales: acercar referentes de la danza a la pequeña comunidad de vecinos y vecinas de Faura. “Nuestro público no tiene un conocimiento amplio de la danza, lo estamos trabajando desde que empezamos nuestro proyecto, hace seis años, por eso es importante ir al origen, traer a los pioneros y acercarlos a la gente”, señala. Hort-Art se instaló en el municipio con la intención de trabajar las artes del movimiento desde la proximidad, en comunidad, en contacto con el entorno natural y con una continuidad, parámetros que han mantenido durante estos años gracias a un trabajo constante de programación, diálogo, dinamización y cuidados. Bodí y Guerra, ambos bailarines que habían desarrollado sus carreras en diferentes compañías, se instalaron en el pueblo del primero guiados por un instinto y con un proyecto que poco a poco se ha ido asentando, creciendo mientras ellos tejían redes de complicidades con el entorno y con todo un anillo institucional (más detalles en este post).

Ahora, cada una de sus propuestas, como la que hace unos días puso a bailar a Cave Canem y a D’Annunzio-Molina en el barranco de la Canaleta, congrega a personas de otros municipios y de las dos capitales más cercanas, Valencia y Castellón. Hort-Art está en el punto de mira gracias a un modelo que funciona.

Andrés Corchero en acción

Bailar en un matadero

Es lo que harán algunos de los invitados al ciclo, que se desarrolla en espacios no convencionales. La Casa Gran es otro de los lugares donde se presentan las piezas, un edificio singular, antigua casa de familia adinerada, que en sus amplias estancias acoge ahora residencias de artistas, salas para reuniones y polivalentes, con un gran patio ajardinado como punto central. En ambos espacios se verán las piezas de ‘Habitar’. David Zambrano, quien reside en Bruselas tras una carrera internacional de nivel, llena de cruces e influencias, mantiene una agenda pedagógica y de transmisión de peso. Él comienza el miércoles con Thermorelief, una pieza site-specific.

Avi Kaiser trabajó durante 15 años junto a Susanne Linke, otra de las referencias clave de la danza europea. Kaiser y Antonino, bailarines y creadores de más de una veintena de obras, dirigen The Roof-TanzRaum centro de creación en Duisburg, Alemania, aunque mantienen un pie en Israel. Ellos presentan The silent caravan, dúo basado en la idea de viaje como metáfora de un lugar al que se quiere llegar pero que tal vez no existe.

‘En este mundo tiene que haber de todo’ es el título del libro sobre Andrés Corchero editado por Bàrbara Raubert publicado por el Institut del Teatre de Barcelona, el Mercat de les Flors y la editorial Comanegra. En él se recogen reflexiones, saberes y puntos vista externos sobre la trayectoria y la impronta que ha dejado en la danza de este país. Próximo a la danza Butoh, el del Corchero es un camino de intuición y perseverancia salpicado tanto de colaboraciones como de distinciones. El solo Now-here man nació del deseo de bailar a partir de canciones evocadoras, o conmovedoras, como la de los Beatles que da título a la pieza.

Un grupo de ‘Muchísimas’

La de Maria Antònia Oliver es también una carrera de largo recorrido que la ha mantenido en el panorama de la danza desde los años 80, primero en Barcelona y después en su Mallorca natal. Desde la isla ha seguido creando y generando proyectos comunitarios como Las muchísimas, una pieza de la que hace partícipe a mujeres mayores, no profesionales, a las que saca a escena, para hablar de fragilidad, de la edad, de cuerpos que dejan de estar en el centro de interés de la sociedad.

La última del cartel es Elena Córdoba, artista madrileña especialmente interesada en la necesidad humana del acto de bailar y su pervivencia social. En Bailar, ¿es eso lo que queréis?, proyecto colectivo en activo desde 2012, ha ido convocando a otros artistas. En esta ocasión cuenta con Sergi Faustino y Ana Bruitago para “reivindicar el baile como una forma de conocimiento y una ciencia (alegre) que está más allá del lenguaje y su discurso”.

Elena Córdoba

Cuerpo archivo

Cuenta Alex Guerra que otros de los objetivos de ‘Habitar’ es confrontarse con la idea de lo que es un cuerpo productivo, agitar el concepto de belleza y buscar el valor adicional que poseen los bailarines experimentados como ‘cuerpos archivo’. Esta ruptura de estereotipos se está produciendo hace ya tiempo en los grandes centros de la producción escénica internacional; el valor de esta propuesta es que se plantee en un pequeño pueblo agrícola y ante unos vecinos para los que hasta hace bien poco la única danza posible era la jota valenciana.

Ahora, en crudo y sin artificios, Bodí y Guerra sigue poniendo en valor el patrimonio coreográfico y creativo de los que piensan y crean la danza.

Habitar, mostra de dansa, del 12 al 16 de julio, Faura

Hort-Art