Recupero un artículo de 2011 sobre danza en los países mediterráneos del sur y este, escrito a partir de los acontecimientos de la Primavera Árabe y tras una ruta por Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía y Grecia.

Foto de portada de Germán Antón: Tierra de Asun Noales / Otra Danza

Artículo original publicado en Ddanza

Muchos acontecimientos se han sucedido en los últimos meses a orillas del Mediterráneo, de crisis asfixiantes a revoluciones desesperadas. En este contexto surgieron dos preguntas sobre la creación contemporánea: ¿tenemos algo en común que nos defina a la hora de ser y crear los que vivimos a pie del mare nostrum? y ¿cómo afectarán las revueltas a las obras de los artistas? Para saberlo, cogimos la mochila y nos pusimos en ruta. A la vez surgió la oportunidad de descubrir  a unos cuantos coreógrafos poco conocidos en esta orilla del mar.

El norte del sur

Imed Jemaa se formó en artes marciales y su cuerpo se fue adiestrando en la danza tanto fuera, en Francia, como en un su propio país, Túnez, donde hablar de danza contemporánea resulta todavía difícil. Con su compañía realiza una labor pedagógica y creativa, y con el Centro Coreógrafico del Mediterráneo que pilota desde 2010, alojado en el Centro Mad´Art de Cartago, -dirigido por los directores de escena Raja Ben Ammar  Moncef Sayem, se ocupa también del nuevo circo o de los espectáculos familiares-, forma a jóvenes bailarines y les tutela en proyectos germinales para ir tejiendo, poco a poco, un futuro profesional en su país.

Jemaa reconoce que son muchas cosas las que nos unen, pero que sobre todo son los países del norte de África, como el suyo, como Marruecos, Argelia o Egipto, los que compartirían más rasgos comunes frente a los del sur de Europa: Francia, Italia o España. “Por eso tenemos que encontrarnos, hablar, saber qué están haciendo los países vecinos. Por eso, y porque el panorama aquí es raquítico, en los Encuentros Coreográficos de Cartago el 80% de las compañías que invitamos son de fuera. Hay que fomentar iniciativas para que dentro de unos años la situación sea distinta”. En Túnez fue donde prendieron unas revueltas que desde enero se han ido extendiendo a otros países de la zona. El 23 de octubre serán las primeras elecciones de la era post Ben Ali. “No sabemos qué va a pasar porque todo es aun transitorio e inestable. La gran cuestión para los artistas es cómo reflejar esto en los escenarios. De momento hay que asumirlo, pero tarde o temprano tendrá su reflejo”.

La bailarina, coreógrafa y actriz cairota Karima Mansour

Lessons in revolting (estrenado en agosto en El Cairo y de gira actualmente por varios países europeos) es el reciente trabajo de Karima Mansour, obra coral dirigida por Laila Soliman y Ruud Gielens en la que han participado 12 artistas de diferentes disciplinas tomando como punto de partida las multitudinariasconcentraciones y protestas de la plaza de Tahrir que acabaron, a costa de muchas vidas, con la caída de Hosni Mubarak, el faraón, después de casi 30 años de dictadura. Mansour es un nombre propio de la danza egipcia, enérgica y comprometida, por eso no dudó en suspender los ensayos de una obra que iba a estrenar en Suiza durante los primeros meses del año y regresar a Egipto cuando las revueltas comenzaron.

Ella, se opone, incómoda, a las generalizaciones, por eso considera que pese a la historia compartida o la geografía no se puede hablar de una creación con elementos comunes. “Puede haber parecidos entre los del sur frente a los del norte. Pero aunque todos al final se quejan de falta de recursos es evidente que la formación y las oportunidades en Europa son mayores. La idea es romántica “compartimos unas raíces”, pero es una locura querer comparar o unir por el hecho de compartir un área geográfica”. La danza en Egipto, considerado país mediterráneo, pero también africano y de oriente medio, podría  compartir cierto sello con la de otros países del sur: la fisicalidad, la parte más visceral y pasional. “En el norte la danza es más conceptual, cerebral y aquí más emocional, pero insisto en que no me gusta compartimentar, todo esto ocurre de una forma velada”.

En Egipto los coreógrafos se cuentan con los dedos de las manos. Si el ballet de la Opera del Cairo ha cumplido durante años con su papel de catalizador de ciertos talentos, las obras más arriesgadas, sin etiquetas, han encontrado refugios como el Studio Emad Eddin organización que desde 2005 ofrece formación, intercambio, espacio para la investigación y asesoramiento a bailarines y actores. Temprano en la calurosa mañana cairota, los jóvenes van llegando a este centro que dispone de varias salas y dotación técnica para presentaciones. Aunque no podemos encontrarnos con su fundador y director, Ahmed El Attar, quien participa en Francia en unas jornadas, Ahmed Omar, jefe de producción, nos atiende y explica que el objetivo es agrandar el campo de las artes performativas en Egipto a través de la colaboración y el contacto con otros artistas egipcios y de fuera, para lo que forman parte de programa en alianza con países, mayoritariamente europeos. El trabajo es arduo, y la incertidumbre sobre el futuro del país no se irá despejando hasta las elecciones del mes de noviembre, por eso cobra mayor importancia la delicada tarea de quienes se dedican a la cultura y al arte.

Mustafa Kaplan en una de sus estancias en Países bajos

Mi cuerpo es mi tierra

Esa máxima se aplica Mustafa Kaplan, quien titulado en ingeniería electrónica  se formó después en danza con los maestros americanos que han acudido de manera constante a Estambul. “Yo personalmente me puedo sentir próximo a italianos o tunecinos, pero mi trabajo no está más cercano por el hecho de compartir rasgos culturales o historia”, comenta.  En julio pudimos ver un solo de Kaplan en La Caldera de Barcelona, dentro del programa itinerante Miniatures que se desarrolla entre el centro barcelonés y varias entidades internacionales para el intercambio en el Mediterráneo. Desde 2003 el bailarín y coreógrafo canaliza su talento a través de la compañía Taldans, junto a Filiz Sizanli. El primero de octubre ha estrenado su última pieza, Eskiyeni, en la V edición del Festival de danza de Estambul.

“Las preguntas que yo me hago son más generales, sobre el cuerpo, el arte, la creación…, pero mi cuerpo tiene relación con la cultura en la que me he criado, y en ese sentido sí que podría observar similitudes con otros artistas de la región, sentirme parte de algo, algo que articula, pero no en mi trabajo. En lo artístico las influencias pueden ser por dedicarnos a lo mismo, no por la geografía”.

En Estambul, nos cuenta Kaplan, -vinculado también a la plataforma internacional danse Basin Mediterranée-, primero la influencia fue americana e inglesa pero “desde 2003 hay un gran acercamiento a los franceses gracias al festival internacional. La política se encarga de uniformizar, de poner las líneas con las que delimitar a los países y a sus habitantes, pero artísticamente no existen esas líneas y todo se mezcla”, concluye.

La coreógrafa marroquí Nacera Belaza

Un giro hacia el este

Líbano es un país donde la danza mantiene un buen nivel de actividad, albergando además la celebración cada dos años de la Plataforma de Danza Árabe (Arab Dance Platform), oportunidad única de descubrir obras de artistas iraquís, palestinos, sirios o argelinos, aunque muchos de ellos estén instalados en países europeos como Guy Nader, libanés afincado en Barcelona, Héla Fauttomi, tunecina residente en Francia, o la argelina  Nacera Belaza, también residente en Francia, por citar solo algunos de los nombres que han participado en la edición de 2011. Es precisamente Belaza es una de las coreógrafas que participará en febrero en el ciclo Cuerpo y revolución que el Mercat de les Flors de Barcelona ha programado en conexión con L´animal a l´esquena, y como parte de la actividad de la red internacional que bajo el contundente nombre Voices of revolutionary bodies from the arab world implica a otros socios europeos para reflexionar en torno a las revoluciones árabes y completa su acción con residencias y exhibiciones de artistas de países árabes.

Danya Hammoud se ha formado en Líbano y en Francia, pero desde 2006 reside en Beirut y codirige Zoukak, compañía y colectivo de investigación. Considera que pese a la ligereza y peligro de las generalizaciones, siempre acotadoras, hay ingredientes comunes que crean un terreno de entendimiento en relación con la memoria colectiva. “Hay elementos que permiten reconocer la cultura mediterránea en la danza. Hay una relación histórica con el narrador, se cuentan historias aunque aparezca la abstracción… Pero también en otras culturas la danza se inspira en elementos culturales, así que no es específico de aquí”.

Danya Hammoud

La joven artista, que reconoce cierta urgencia y estado de alerta en su cuerpo y en su manera de expresarse –sus padres celebraron su primer cumpleaños bajo las bombas-, no cree que exista un arte definible por su lugar de origen, pero si cree en el papel que la creación juega en el diálogo entre culturas y países, de la misma manera que cree que las revoluciones van a tener su reflejo en las creaciones “El artista es sobre todo ciudadano, y es incontestable que el  contexto influye en nuestras creaciones. Yo me sacudo donde hay mal, donde hay preguntas o insatisfacción”.

Grecia en el filo

“El Mediterráneo contiene un gran número de pueblos y culturas formando un puzle muy diverso; tiene el poder de unir pero también de dividir. En estas culturas se expresan la pasión, los conflictos, las emociones, aunque esto no crea unidad; uniformizar es peligroso”, introduce Patricia Apergi, coreógrafa y directora de la ateniense Aerites Dance Company. Pero añade que “pese a todo existen elementos comunes, los mediterráneos hablan con su cuerpo, con gestos, y el sentido del contacto físico está muy desarrollado”.

Centrada en la unión de danza con poesía, tecnología o teatro, la compañía realizó una generosa gira internacional el año pasado con d.opa!(dopamine´s of post-Athenians) pieza que indaga en la propia identidad nacional dancística, preguntándose si hay una ADN de la danza o si el lenguaje cinésico obedece a un código genético influido por la propia historia.

Una pieza de la creadora griega Patricia Apergi

Pero el presente es poco halagüeño para uno de los países que con mayor crudeza está pagando los errores (económicos) del pasado reciente. “Esta crisis está cambiando muchas cosas en el mal sentido, y afecta a todo el mundo, por eso sería tonto pensar que no influye en la creación. Cuando vives en sociedad no hay manera de evitar las balas”.

En marzo de 2012 Aerites estrenará en Centro Cultural Onassis de la capital griega ERA poVERA que introduce el tema de la danza  que surge de las clases trabajadoras,” movimientos que son tal vez consecuencia de la lucha de clases, de la resistencia o la protesta de entidades que buscan su propia voz, usando el cuerpo como arma y herramienta”.

El perfil de las palmeras

Asun Noales se siente vinculada emocionalmente al mar y a los paisajes de donde ha crecido y reside. La línea del horizonte en Elche se adorna con un contorno de palmeras y unos vientos propios del sur que han sido fuente de inspiración en algún momento de su carrera. Tierra, Llebeig o Mater son algunas, pero ella considera que “lo importante de la creación es la forma final y no los alientos que la provocan”. La ilicitana, que acaba de estrenar Juana para Luna Negra Dance Theater de Chicago, cree que “el mundo está muy globalizado, un nórdico puede tener un sentido más epicúreo de la vida y un mediterráneo ser cerebral, cada vez hay menos estereotipos”. Por eso mismo no cree en una danza con sello mediterráneo. “Aunque todos tenemos lugares a los que pertenecemos creo que somos más biografía que nativos o indígenas de la creación”.

Las redes siguen creando lazos entre países de la zona mediterránea (muchas de ellas no han sido mencionadas en estas páginas). Se anuncian además ciclos en foros y festivales que darán, también en nuestro país, voz y presencia a los creadores de países protagonistas de la “primavera árabe”. Las cuestiones se entrelazan porque si durante siglos hemos compartido mapa, historia y conflictos, la cercanía nos hace ahora más partícipes de unos acontecimientos que están sacudiendo la vida y las conciencias de millones de personas en los países mediterráneos.

Las webs: taldans.com / www.karimamansour.com/ www.otradanza.com/ www.zoukak.org /