Foto de Núria Aguadé

11 de enero 2022

Topó con el tema de manera casual cuando, en Corbera d’Ebre, el señor Ramón explicaba al grupo en el que se encontraba duras historias de la posguerra española en el lugar. El silencio que rodea a los estragos que aquellos años negros causaron en la sociedad se convirtieron para Miquel Barcelona en un nuevo foco de interés e investigación. Para el bailarín y coreógrafo la danza es una causa, por eso lleva dos años articulando su trabajo en torno a la memoria olvidada de los perseguidos. Estrena ahora Rojos, el resultado de un amplio proceso de inmersión en un pasado reciente aun hoy desconocido.

La obra se estrena en el Mercat de les Flors (del 20 al 23 de enero) en su formato definitivo. Previamente ha ido adoptando diferentes representaciones durante un período de acercamiento lento, abierto y concienzudo que se ha ramificado en distintos formatos. Tras la decisión inicial de convertir un tema tan relevante como es el silencio sobre las duras vivencias de la posguerra hubo un objetivo claro: abrirse y escuchar a algunos de sus protagonistas. Por eso el proceso ha dado lugar a 15 roges o acercamientos a esta realidad en varios lugares de Cataluña. «Este proyecto toma entidad con las inmersiones realizadas en el territorio en alianza con plataformas locales, que nos han ayudado a contactar con gente», explica Barcelona, y añade, «vengo de una familia de izquierdas en la que se ha hablado muy poco de todo ello. Pensé que podía crear algo sobre aquella época, indagar y pasarlo por la primera persona».

La investigación ha llevado al equipo a Sant Bartomeu de Grau o a Manresa; se ha desarrollado en Konvent o Fundació la Plana; ha tenido incursiones en el festival Escena Poblenou o en la Quincena de Dansa Metropolitana. En todos esos lugares y en los diferentes centros cívicos de Barcelona implicados les han puesto en contacto con asociaciones y vecinos. «En el CC Barceloneta pudimos hablar con mujeres del barrio; desde el CC Sagrada Família nos conectaron con homosexuales represaliados», cuenta el director, quien explica que el trabajo con estas realidades tan cercanas y próximas en el tiempo ha supuesto el descubrimiento de una violencia y crueldad intolerables. «Sabemos mucho de los crímenes de los nazis y muy poco de los cometidos aquí», añade.

Las conversaciones mantenidas con cerca de un centenar de personas ayudaron a ir marcando una senda concreta de interés para Rojos: las vivencias de represión en colectivos femeninos y en homosexuales. «El espectro a tocar era tan amplio que hemos querido acotar». También aclara que «no se trata de una pieza documental, no nos apropiamos de material para pasarlo por la escena. La investigación nos ha servido para ubicar el discurso artístico. Es una obra de creación».

El eco en el presente

Acompañan al creador catalán Helena Gispert, Martí Güell y Bea Vergés, también colaboradores en la coreografía. Fuera de escena están, entre otros, Fátima Campos, Nacho Melús, Laura Clos, Oriol Mula o Carlos Martorell. Este último es el compositor de Rastre, el disco que salió a la venta el pasado 3 de enero que incluye temas de la anterior pieza de Barcelona, [kórps], y de Rojos. Los beneficios de la venta irán destinados a la Associació per la Recuperació de la Memòria Històrica.

«Se ha hecho mucho por borrar la memoria de aquellos años, pero a poco que preguntas encuentras historias como la de la «fiesta del árbol» que en la dictadura llevaba a los escolares de algunas comarcas a plantar árboles de raíces profundas (pino rojo, para más inri) en zonas donde se sabía había fosas comunes», explica.

En la pieza han trabajado la repetición, el loop y la vibración. «Nos preguntamos sobre el eco que todo lo pasado tiene ahora, por eso el bucle está muy presente. La iluminación y la escenografía son complejas y además los cuatro intérpretes cantamos en directo. La danza es un espacio de metáfora, en nuestros cuerpos se pueden ver cosas que han sucedido en las familias, eso puede conmover y de ahí puede llegar la reparación. Esperamos que no deje indiferente», concluye.

Las funciones en el Mercat de les Flors viene acompañadas por la exposición de fotomontajes que Àurea Estellé ha preparado para el vestíbulo del teatro.

www.miquelbarcelona.com 

www.mercatflors.cat

Rojos tiene versión de calle y espacios no convencionales. Foto de Nora Baylach