Publicada en el diario Levante-EMV el 20 de diciembre de 2021. Foto de Mario Zamora

Mucha Muchacha Teatre el Musical TEM, Valencia, 18 de diciembre Dirección artística y creación Mucha Muchacha y Celso Giménez Coreografía Mucha Muchacha Intérpretes Ana Botía, Marta Mármol, Belén Martí Lluch, Chiara Mordeglia, Marina de Remedios Dramaturgia La Tristura / Mucha Muchach

En su primera obra de gran formato, el colectivo Mucha Muchacha ha subido a escena las inquietudes e intereses que las llevaron en su día a crear juntas. Conceptualmente, el empoderamiento de las mujeres a través de la comunidad, la solidaridad ante abusos e injusticias de género, las ansias de libertad; estilísticamente, la necesidad de ampliar las representaciones del flamenco y la danza española en la que se formaron, de usar ese lenguaje adaptado a su propio acento. Las cinco intérpretes, que se conocieron durante su formación académica, han extendido su premiada primera pieza corta, Volumen 1, hasta un formato que consolida lo que aquella expresaba: que les interesa un flamenco en comunicación con otros estilos, abierto y actual. Un lenguaje que funciona hasta con la haka, conocida danza guerrera maorí de contundente expresividad. ¿Quién dijo que el ritmo flamenco no podía funcionar con un baile en sus antípodas? Al brío de los zapateados suman la potencia de los movimientos de la haka que, acompañados de sus correspondientes gritos de invocación, redondean una primera escena de pura energía colectiva. Los golpes en el pecho y el taconeo hablan, funcionan como el puñetazo en la mesa que se da cuando dices “basta”. Esta pieza, exigente físicamente, nos muestra a unas bailarinas de excelentes cualidades expresivas en giros, braceos o zapateados; pero, además, cantan, interpretan, despliegan unos diálogos divertidos, a veces mordaces, utilizando ambos discursos, el corporal y el hablado, para la construcción de la dramaturgia. En ella se aprecia la mano de Celso Giménez y La Tristura, colectivo madrileño que concibe la escena como un lugar de encuentro íntimo, poético y, por extensión, político.

La complicidad entre las protagonistas, la naturalidad con que se relacionan y el humor son el vehículo que nos lleva por el discurso de tono feminista. La ironía apunta hacia la danza y algunas de sus “vacas sagradas” coreográficas. En un momento dado hacen su propia versión de El Lago de los Cisnes y de La Consagración del Primavera de Stravinski. En otra escena cantan o tararean conocidos temas pop con los que siguen su propia fiesta, se piropean y jalean. En las coreografías se aprecia originalidad y buen trazo. Dibujan movimientos inusuales en los bailes con zapatos flamencos que le dan al discurso una dimensión de afirmación. Nada más contunde y pegado al suelo que un zapateado, pero si este lo haces desde la horizontalidad señalas una intencionalidad distinta. En otros momentos recurren a la torsión, saltan, casi vuelan con esos mismos botines de color rojo.

Los detalles son muy importantes, empezando por el vestuario, piezas deportivas pero glamurosas que incluyen una camiseta con un número y el nombre de cada una en la espalda. Mantendrán sus botines hasta la escena final, una «fiesta de pijamas» en la que las cinco verbalizan ideas, dudas o temores en un precioso momento de intimidad y calidez. En los últimos minutos se visualiza de forma clara el homenaje que con esta pieza quieren dedicar al colectivo Las Sinsombrero y a otras muchas mujeres y creadoras a las que respetan y admiran.