Foto de portada de José Jordán

5 noviembre 2020

En el mercado global, también en el escénico, la juventud cotiza al alza. O no, espera. Eso era así antes, cuando éramos posmodernos; ahora, en las artes escénicas, como en otros campos, la madurez, la experiencia, la edad acumulada, las canas, vetas y arrugas cotizan al alza, afortunadamente. 

En la extensa programación que acoge el festival Dansa València que ahora empieza, muchas propuestas están lideradas por creadores que superan, algunos con creces, la cuarentena. Olga Pericet, María Cabeza de Vaca, Asun Noales, Carlos Fernández, Cesc Gelabert, Andrés Marín o Manuel Liñán son algunos de ellos. La mallorquina María Antònia Oliver aprovecha el material vital y corpóreo de una docena de mujeres de más de 60 años en Las Muchísimas. Se acabó la estilización, la juventud y la energía ilimitada como bandera de una única forma de moverse, de hacer danza.

Tout finira bien, la propuesta que Christine Cloux y Jorge Picó estrenan en la sala Carme Teatre se enfrenta, de cara, con el paso del tiempo en el cuerpo de una bailarina. El de la misma Cloux, de quien surgió la idea de este proyecto que ambos creadores llevan cerca de un año y medio desarrollando.

Con 54 años y más de tres décadas dedicada profesionalmente a la danza, la bailarina, coreógrafa y docente franco-suiza afincada en Valencia abre sus carnes, metafóricamente, para que nos pongamos en la piel de esa mujer madura que sigue bailando, adaptándose a las transformaciones de su cuerpo. He hablado con ella y con el director, autor y actor Jorge Picó, un tándem creativo con aura, de como ha sido todo este proceso que ahora culmina. Esto me contaron.

¿Qué parte ha aportado cada uno al espectáculo?

Christine Cloux Los dos somos coautores, los textos son de Jorge y la parte coreográfica es mía. La puesta en escena es de los dos.

¿Se trata de un diálogo entre ambos a través del cuerpo y la palabra?

CC La pieza es el retrato de una bailarina, que soy yo. Es verdad que hay un diálogo, pero no directo. Hay dos tiempos en el escenario, los textos reflejan muchas cosas que yo le he contado a Jorge sobre la vida cotidiana de una bailarina. Está mi vida profesional desde el principio hasta ahora, una faceta que va unida a mi vida personal. Hay palabras clave, ideas que Jorge recogió a partir de las que ha escrito los textos.

Jorge Picó Christine baila y yo pongo recuerdos, pensamientos, hago de puente entre ella y el público a través de esos textos. Hay dos planos superpuestos, no dialogamos sino que yo hago de palanca entre ambos planos.

¿Cuáles son algunas de las palabras o frases clave?

JP “Tiempo” es una palabra muy importante porque Christine me hablaba de lo que supone seguir con una carrera de bailarina cuando llegas a cierta edad. Importante también es la frase “cuando bailo siento que no tengo edad”, que es como ponerse delante del tiempo y decirle algo. Otra palabra que aparece es “encargo”, lo que le pide un coreógrafo a una bailarina, la tarea. La hemos enmascarado con un personaje que pide a Christine que le pague. Esto tiene que ver con aquello que los coreógrafos exigen a los bailarines, refleja la grandeza y la crueldad que puede conllevar la danza.

Entonces, ¿Existe una narrativa trabajada por los dos que se despliega por un lado coreográficamente y, por otro, a través de los textos y de tu interpretación?

JP Si, se dan unas situaciones de base. Hablamos menos de danza que de cuerpo. ¿Qué puedo decir yo de danza? Sin embargo, de cuerpo si puedo hablar, todos tenemos uno. Hay unas situaciones teatrales que ayudan a que su retrato avance y se ponga en relieve lo que es ella ahora, lo importante es ella.

Y, ¿Cómo eres ahora?

CC Soy la de siempre, no quiero demostrar nada. La obra habla del tiempo que pasa, también por el cuerpo, dejando sus marcas, huellas, arrugas … Está esa parte envolvente de piel, tejidos, pero lo que hay dentro es otra cosa porque cuando bailo no siento mi edad. Es un homenaje a la danza porque cuando uno se mueve se siente vivo y cuando bailas más. Al bailar me retroalimento con esa energía, por eso sigo, pero no para demostrar que puedo hacerlo. Me pongo en escena para hacer partícipe al resto de gente, al público. 

Tuviste una carrera profesional como intérprete en formaciones clásicas y contemporáneas francesas antes de llegar a Valencia.

CC Cuando bailaba en Francia era una intérprete de coreografías de otros, por eso este es el retrato de una bailarina y no de una coreógrafa. Al instalarme en Valencia trabajé con la compañía Cienfuegos Danza, con el Ballet de la Generalitat, empecé a hacer cosas más personales, a coreografiar, después de tener a mis hijos, cuando ya tenía 40 años. Aunque ahora hay cambios en esto, se supone que a partir de cierta edad ya no puedes hacer según que cosas. Este espectáculo va sobre cómo se vive y se sobrevive a la edad que te marca la sociedad que te rodea, como mujer y, más aun, como bailarina, porque la danza es juventud.

Pareces una bailarina que ama la danza y no puede dejar de bailar…

CC Si, pero a la vez no lo he canalizado todo en ello, he tenido a mis hijos y mi danza también se ha nutrido de estas experiencias. En tu cuerpo y en tu vida ser madre ocupa tiempo. Hubo momentos en que tuve que reducir mi danza de una forma cerebral, pero siempre he estado conectada.

Jorge, ¿Cuál es tu relación con el movimiento?

JP Mi formación fue en una escuela de mimo, movimiento y teatro [La de Jacques Lecoq]. Allí aprendí a hacer una lectura del teatro a través del movimiento. Mi maestro tenía un espectáculo que se llamaba Todo se mueve en el que miraba la vida a través del movimiento, también desde la inmovilidad. El movimiento es la única conexión que tengo con el lenguaje de la danza, que no conozco. El movimiento es un dato, no un capricho, cuando algo cae es verificable, cuando te salpica el agua te retiras hacia atrás. Sería un farsante si dijera que voy a hacer una cosa de danza si no tuviera esa conexión con el movimiento. De hecho, Christine habla más de movimiento que de danza.

El título de la pieza ha resultado muy adecuado para estos meses de epidemia y de cambios tan importantes en nuestras vidas. 

CC Cuando empezamos a trabajar, hace más de un año, surgió este título. Hace dos meses quisimos cambiarlo, pero al final se ha quedado porque funciona en varios idiomas y tiene relación con la Covid, que ha retrasado el estreno de abril hasta ahora.

¿Cuánto hace que no subís a escena?

CC Hace justo un año bailé con la compañía de Poliana Lima en un festival de Utrech. Pero con esta pieza he disfrutado mucho el proceso creativo. Detrás de todo esto hay mucho trabajo, pero es un placer estar trabajando.

JP He actuado hace poco en 9, producción que se estrenó en Sagunt a Escena y se presentó en la Sala Off de Valencia. Fue muy bonito porque la gente había olvidado lo que es ir al teatro, lo que es ver cuerpos y gente frente a ti hablando y moviéndose. Hay un ambiente especial porque no se sabe cuanto durará. Cuando se pierde algo luego se valora más.

Tout finira bien del 12 al 14 de noviembre en la sala Carme Teatre, entradas aqui

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