Fotos de Germán Antón

15 de enero 2024

Las esculturas móviles de Eusebio Sempere son las masterpieces de su obra. Estas funcionarían como síntesis de lo que el artista alicantino (Onil, 1923) representa en la historia del arte moderno. El efecto óptico que provoca su movimiento enlaza con el arte cinético que practicó; su sencillez formal amaga una investigación y trabajo de calado; la atracción que provoca en quien las mira lleva a una especie de trance, límpido pero lleno de líneas de fuga intelectuales. Invitada por el MACA de Alicante, museo a quien el propio artista cedió una parte destacada de su obra, Asun Noales estrenó el pasado mes de septiembre Sempere, sumando la danza a las actividades de celebración del centenario del nacimiento del artista. Noales  ha extraído la esencia semperiana para disolverla con la danza y la puesta en escena de una obra que llega al Teatro Principal de Valencia el fin de semana próximo. Hablamos con ella.

Más allá de su aportación artística más reconocida, ¿qué hallazgos sobre Sempere te ha concedido la creación de esta obra?

Adentrarme e investigar en profundidad su obra y su personalidad me ha permitido abducirme en un mundo mental, matemático y concreto. He encontrado otra corporalidad, ya olvidada, más formal y pulcra. La parte intuitiva, energética y placentera que suele impregnar mis últimos espectáculos aquí también está presente, pero de una manera diferente. El placer lo encontramos en el orden, la composición coreográfica, la exigencia de la complicada partitura, algo rico y estimulante en la escena que ha inundado cada segundo del proceso. La interpretación de la obra nos obliga a todos a una concentración máxima, algo que me apasiona. Cuando la obra te exige ese estado de presencia, esfuerzo y verdad, siento que el proceso va por buen camino. El rigor en la ejecución y la minuciosidad en cada detalle nos ha agotado física y mentalmente. Funcionamos como un reloj suizo y esto crea un estado en la escena que traspasa la cuarta pared y el público lo absorbe de una manera especial, con la misma atención y concentración que inunda el escenario.

Cinética, serigrafía de Sempere de 1970

El nivel de detalle, pulcritud y precisión con el que imagino trabajaba Sempere, me ha poseído durante todo el proceso creativo y me ha hecho encontrar una gran motivación para danzar. Cada interpretación es como un reto, te pone a prueba, ya que un pequeño error de memoria, o en la sincronización de los cuerpos, transforma la partitura. Otra de las cuestiones curiosas que se han dado en este proceso ha sido redescubrir por momentos un guiño hacia la danza moderna. El tipo de cuerpo que estábamos encontrando a través de esa búsqueda e insistencia en la repetición, o el juego coreográfico, nos ha llevado a un imaginario minimalista y austero, aflorando reminiscencias sutiles hacia la danza moderna.

¿De qué manera se refleja su obra, o su esencia, en el movimiento, en la coreografía?

Hemos profundizado en todo su universo, pero finalmente acotamos en unas 12 piezas, el punto de partida para inspirar las diferentes escenas. Unas obras nos han llevado a trabajar sobre el efecto moaré y la superposición, tan particular en su universo. Esto nos ha permitido jugar, sincronizar y componer la partitura con la pauta concreta de ese vaivén constante. En otras piezas, donde la pura línea, el trazo largo, limpio e infinito ha marcado el juego coreográfico, hemos compuesto una línea humana, que va y viene hacia el público, desde el fondo de la escena, traspasando la luz, creando claroscuros, como grietas por donde siempre hay espacio para que la luz se haga hueco. También hemos trabajado mucho sobre la idea de volumen, curva, ángulos de visión y efectos ópticos. Algo que todo el tiempo estaba en mi cabeza era cómo cambiar la perspectiva frontal del público. El público en un teatro está quieto, con una visión frontal hacia el escenario, ¿cómo podía darles la sensación de cambio de ángulo de visión? Para ello, hay varios momentos en que los ocho bailarines realizamos giros de 360 grados buscando diferentes puntos en el espacio, o desde un punto de fuga que nos sirve de eje y pivote. Esto permite al espectador vernos desde todos los ángulos posibles, como si se pudiera ver la obra en un museo y rodearla.

¿Qué ha aportado el resto del equipo al conjunto para configurar la pieza?

No hay personajes, la obra es pura abstracción y los cuerpos forman parte de un todo, aunque cada uno sea genuino e insustituible individualmente. El trabajo del conjunto de los intérpretes es parte fundamental para conseguir por momentos esta especie de escultura humana. Sempere es una obra muy coral y la implicación del equipo ha sido total. Este espectáculo se creó en un mes. Memorizar cada parte, introducirla en los cuerpos e interpretarla con naturalidad ha sido un proceso que ha mantenido alerta nuestras capacidades, tanto físicas como mentales. Ha sido un proceso muy interesante pero también duro, muy exigente. Siempre me rodeo de un equipo que intuyo me va a acompañar hasta el final, apoyando mis ideas, amplificándolas, remando en pro de lo que va pidiendo la obra y el proceso. He tenido la suerte de contar con un equipo 10, porque no sabes cómo les he hecho pensar.

También he tenido la gran suerte de contar con el contrabajista y compositor Portugués Jorge da Rocha, que interpreta en directo toda la partitura musical. Ha sido la primera vez en mi vida que el músico ha estado presente cada día durante todo el proceso creativo. Yo digo que es un músico / bailarín, por su presencia durante ocho horas en la sala de ensayos; hasta hacía la clase de calentamiento con nosotros. Compartir cada minuto del proceso con él, nos ha ayudado a conectar muy bien, ya que era la primera vez que trabajábamos juntos y esto nos ha permitido mimetizar la danza y la música al 100%. Su manera de tocar es muy orgánica, su contrabajo es como una segunda piel, y además también canta, toca otros instrumentos y genera sonidos electrónicos, que se van sumando y superponiendo rítmicamente hasta generar la maravillosa partitura musical.

El vestuario creado junto a Ana Esteban es muy sencillo. En la escena ya había mucha información así que nos inclinamos por buscar dos gamas cromáticas contrastadas, azul y crema y una línea sencilla pintada sobre los pantalones que atravesara de arriba a abajo los cuerpos. Luis Crespo se ha encargado del espacio escénico, creado por líneas largas que desaparecen en el peine y que dan una sensación de majestuosidad y elegancia al espacio. El material son bandas elásticas blancas con las que jugamos en alguna escena creando volúmenes y sencillos efectos ópticos, generando juego, movimiento y volumen en el espacio. La iluminación es de Ximo Hernández, el técnico que me acompaña en gira con todo mi repertorio, manteniendo siempre la esencia de los espectáculos. Me apetecía que fuera el quien diseñase el espacio lumínico. La luz es limpia, concreta, nos hemos ayudado de algunos móviles para que la iluminación también se desplace y tenga movimiento propio.

¿Cuál crees que será la aportación de la pieza a la divulgación de la obra y figura de Sempere?

Creo que Sempere estaría orgulloso de esta pieza: lo acercamos a otros públicos; le damos voz en diferentes medios especializados en artes escénicas; damos identidad a su aniversario. Espero, que con esta pieza creemos esa curiosidad necesaria para conocerle mejor y saber un poco más de su obra. Sempere es un artista de proyección internacional, pero considero que su centenario ha quedado un poco difuminado. Si hubiera nacido en Barcelona, Valencia o Madrid la repercusión hubiera sido otra. Parece que la periferia lo convierte todo en un poco más local. Fue un hombre que se codeó con los grandes artistas de la segunda mitad del siglo XX, quienes le admiraban y con los que intercambió obras; debería ser un referente por crear una comunidad en aquella época donde las comunicaciones eran mucho más difíciles.

 

Sempere, del 19 al 21 de enero, Teatro Principal de Valencia, entradas aquí

Siguientes fechas:

27 de enero Teatro Auditorio de Cuenca

1 marzo Teatro Sempere de Onil

2 marzo Teatro Calderón de Alcoi

2 de mayo Teatro Romea de Murcia