Foto de portada de José Jordán, Fosc
19 de octubre 2023
Escribir en el linóleo es una forma de fijar la mirada en elementos corrientes de la escena para dotarlos de otros significados. En Lo memorable Javier J Hedrosa y Paula Romero graban en un 10×2 para que las palabras sean matéricas, para que el cuerpo (que sigue ese discurso) forme parte del movimiento que generan los recuerdos convertidos en surcos.
El interés en la memoria y en el archivo ha impulsado la mayor parte de creaciones de Hedrosa (Madrid, 1991). Tal vez sus estudios de Comunicación Audiovisual tengan que ver con ello. Al fin y al cabo, gran parte del soporte visual es pasado. Aunque llegó (supuestamente) tarde a esto de la escena, ha entrado en una brecha de investigación llena de curiosidad por el otro, por sus experiencias pasadas y recuerdos, a lo que ha unido diferentes incursiones en el concepto y materialización del archivo. Bajo esas líneas paralelas que a veces se cruzan ha sacado adelante varios proyectos, siempre acompañado de cómplices como Néstor García, Paula Romero o María Tamarit.
Radicado en Valencia desde hace una década, sus ideas son tan ágiles como su forma de expresarse. Con ellas se ha colocado en un lado de la escena líquido, poco confortable, pero rebosante de grutas que explorar. En ello está sin la prisa habitual de los métodos de producción al uso, mientras intercala sus procesos con los de compañeras afines. Esta semana visita el ciclo Hacer Historia(s) de La Poderosa para presentar Fosc (días 21 y 22 en Antic Teatre), una performance que habla sobre los recuerdos de los espectadores, llevando a algunos de estos a un plano protagonista.
Dale a tu cuerpo alegría
‘En Perhaps Manifesto (2019), mi primer trabajo, conecté la danza postmoderna con mi genealogía personal, muy influida por las técnicas de las décadas de los 70, 80 y 90, que son de las que se ha bebido aquí’, me comenta. ‘Vengo de una familia trabajadora, sin relación ni con la danza ni con lo artístico, así que intenté conectar a mis padres con los padres de la danza contemporánea, dos historias que no se tocan ni de lejos. Cuando pregunté en casa por referentes me hablaron de Nacho Duato, de los Ballets Rusos, de los beats y, a partir de ahí empecé a trabajar con el repertorio de Steve Paxton o Trisha Brown’, añade para explicar cómo en su torrencial manera de imaginar pueden converger elementos tan dispares.
Su mirada hacia la transmisión aparece de forma clara para, en su segundo trabajo, (bis), entrar de lleno en la idea de cuerpo como archivo. Escarbar, distorsionar, referenciar son verbos que le acompañan. En esta pieza se nutre de La Macarena o de ‘Canciones para una guerra’ de Basilio Martín Patino hasta ver que los significados cambian en función de cuándo y quienes los exponen, cantan o bailan. En un ejercicio de footage reúne el flamenco, el fútbol, las elecciones o la crisis para plantear qué es España (cuestión que lanzaba ese año el festival Russafa Escénica en sus ‘Viveros de creación’); ‘Aquí trabajé con la idea de cuerpo archivo y de archivo audiovisual para ver cómo se yuxtaponen, como el primero desliza la imagen y esta la idea de cuerpo’, señala.
Notas de voz con recuerdos variables
El ciclo Migrats de la sala Inestable de Valencia le permitió en 2020 una nueva incursión en su imaginario, pero esta vez centrándose en los espectadores, con Què hem fet els últims anys per a oblidar-lo tot? ¿Qué recuerdos tenían de las numerosas piezas vistas en los años previos? fue la pregunta que plantearon a dos grupos de personas, uno compuesto por alumnos del conservatorio de danza y otro transversal. Cruzaron esta información con anotaciones de algunos de los coreógrafos programados esos años para seguir surfeando sobre la transmisión y su complejidad. El último ejercicio de esta propuesta consistía en, por parejas, bailar lo que los dos intérpretes anteriores acaban de representar.
El siguiente paso fue la investigación que desembocó en Fosc. ‘Quisimos seguir trabajando los recuerdos y para eso recurrimos a espectadores muy activos, de los que van a casi todo y han hecho de ir al teatro una forma de vida’. Se centraron en la calidad y no la cantidad de recuerdos, ‘una memoria que no solo cuenta sobre las obras que vieron sino sobre políticas culturales y momentos históricos’. Pere Faura, Sol Picó, Ivo Dimchev o Mónica Valenciano listados junto a José Sacristán, Concha Velasco y La Cubana, ¿por qué no?
A esto sumaron otras experiencias aportadas vía audio de WhatsApp. ‘Hicimos acopio, había materiales preciosos, quisimos ser fieles, no tergiversar esas palabras, trabajarlo, respetarlo. Aunque hay un trabajo de edición, todo esto es lo que se activa en la escena puntualmente”. En su próxima visita a Barcelona contarán con la colaboración de personas de allí que ayudarán a construir las dos representaciones.
Paula Romero y Javier Hedrosa, foto de Juan Peiró
Grabar lo borroso
Los audios usados en Fosc han tenido una nueva vida gracias a Lo memorable, la acción más reciente de Javier J Hedrosa junto a Paula Romero. Una beca del Consorci de Museus valenciano les permite estirar la idea para darle nuevo aire, llegando durante el proceso al suelo de danza y sus posibilidades de manipulación con grabado.
‘Apareció la idea de arqueología con el lino, al que no se le da importancia, pero es el soporte de los cuerpos que ponen su discurso ahí, queda intacto y pasan otros cuerpos. Las preguntas fueron: qué nos interesa de la memoria y qué del archivo. Al pensar en dónde podía tomar forma todo ello más allá de una web o un libro surgió la idea del lino’, explica. A ello añadieron una gama cromática que superara el tradicional negro de la caja escénica, insertando conceptualmente todos aquellos lugares no convencionales donde se produce el hecho escénico, para llegar a la arqueología de colores que acompaña esos recuerdos en la web creada exprofeso.
Foto de Alba Lajarín
Definido el concepto y la forma se pusieron a grabar en el suelo de danza, punzón en mano, seleccionaron algunas de las memorias y las transcribieron al tapiz con el propósito de crear una pieza instalativa para trabajar junto al público. El ‘dispositivo relacional’ puesto en marcha durante su residencia en Graner (Barcelona) generó nuevas posibilidades a través de preguntas elaboradas para extraer recuerdos. ‘En ese lino se pueden leer, recorres la distancia con tu cuerpo, debes ponerlo ahí, tienes que estar’, afirma.
Como señala, Lo memorable no ha acabado todavía. Como un folio en blanco en el que seguir escribiendo, ese lino aun contiene espacio para seguir incrustando, poco a poco, aquello que la mente conserva sobre experiencias escénicas, vivas, que mutan como lo hacen los recuerdos.