Foto de Júpiter, Eyas Dance Project
7 de junio 2023
Como pequeños focos de resistencia empeñados en descentralizar la cultura y generar experiencias, los festivales de proximidad y micro formato florecen en verano. Ahora, más necesarios si cabe, se enfocan también en la sostenibilidad, la naturaleza o el enfoque queer. Escribimos sobre algunos de los muchos que salpican el mapa con el movimiento como eje.
En Hoyo de Manzanares rondan los 8.000 habitantes, la media de edad es alta y apenas hay actividad cultural durante el año. Sin embargo, en breve acogerán la segunda edición de una cita con la danza experiencial y militante, la que han preparado Carlos González y el equipo de Danzar la Sierra.
En 2022 consiguieron reunir entorno al círculo a vecinos y vecinas del pueblo para que primero vieran y después se dejaran llevar, atravesados por el ritmo hasta bailar en comunidad. Este año amplían la propuesta con una nueva invitación a descubrir colectivamente la danza como espectadores y ‘bailadores’. Será los días 9 y 10 de junio en diferentes localizaciones.
Esta iniciativa privada ha contado hasta ahora con una pequeña ayuda municipal. Sobre ella, González señala el carácter ‘emergente, disidente, que apuesta por las mujeres creadoras’, lo que le lleva a pensar si el reciente cambio de color político en el consistorio afectará a la continuidad del proyecto. ‘La respuesta que hubo el año pasado fue muy buena. Al tratarse de una propuesta integrativa, participativa y profesional la gente se quedó encantada. Este año, además, generamos un vínculo con la escuela de danza de la localidad y una muestra de baile de los mayores, habrá una intervención y ya estamos en conversación para desarrollar una parte formativa con los alumnos de secundaria”, añade.
Mimetizados con el entorno
Eyas Dance Project es el colectivo que impulsa y sustenta, casi altruistamente, esta propuesta. Residentes en una comunidad de artistas en el pueblo, esperan poder replicar el micro festival en municipios cercanos de la sierra de Madrid, conseguir una itinerancia que sume sostenibilidad al proyecto y acercar ‘la cultura en minúsculas a las vecinas para que la sientan propia’. Bailarín, coreógrafo y gesto cultural, González (Valencia, 1989) entiende que ‘la gente en España no siente la cultura como propia, motivo por el que no la ve imprescindible, por eso queremos generar estos espacios de encuentro’. El día 9 es el día del taller gratuito ‘La danza como puerta al trance’ de Sybila Gutiérrez y Itxa Sai. En la ruta itinerante del día 10 participarán Daniel Rodríguez, La Merce, Paula Martínez y Paula Montoya; habrá una jam final en la Plaza Mayor.
Tanto Eyas como otros artistas de la misma generación aportan ahora mismo al panorama cultural una visión alternativa, descentralizada y dignificadora para los creadores, experiencial y colectiva para el público.
Más acciones
Es el caso del festival Paisaje, que celebra su tercera edición en julio (días 20, 21 y 22) en el municipio albaceteño de Villamalea, bajo la batuta de Joaquín Collado y su pequeño equipo. Una cita que comenzó en plena canícula postpandemia y que se ha consolidado a base de vincular al vecindario con las y los creadores (y viceversa) a través de relaciones cercanas, de actividades de encuentro y mediación muy cuidadas.
Como nos contaba el año pasado en este artículo, “soy de allí y, pese a haber actuado por muchos lugares de España y Europa, nunca había presentado mi trabajo en Castilla la Mancha. Cuando volvía al pueblo montaba espectáculos para los vecinos, pero eran cosas pequeñas y más comerciales”. Ahora, con una programación de acento plenamente contemporáneo, el Club de Espectadoras posibilita el encuentro con los artistas, quienes explican los aspectos de su oficio, cómo trabajan, las condiciones laborales etc. El cartel, que se presenta completo en breve, volverá a acoger nombres que tienen en el cuerpo su principal herramienta de creación, como es el caso de Lara Brown o Leonor Leal.
Volmir Cordeiro estuvo en Paisaje 2022
Árboles y danza en la Vall de Segó
Como trabajadores de la cultura, el de Pere Bodí y Alex Guerra es un camino que poco a poco han ido sembrando primero para recoger a medio plazo los frutos tangibles de su artesanal tarea, la de unir la danza con la comunidad en la que viven, tanto en la pequeña localidad valenciana de Faura (4.500 habitantes) como en las colindantes de la comarca. El ciclo Floràlia es una de sus citas anuales, al inicio de la primavera, pero mantienen una actividad constante durante el año tal y como explicaba este artículo. Con acciones propias o gracias a la participación de artistas dispares que residen durante un tiempo en la Casa Gran, Hort-Art son ya referencia de la militancia en poner la creación al servicio de los ciudadanos. En pocas semanas (del 12 al 16 de julio) arranca la IV edición de Habitar Mostra de Dansa 2023, un programa de formación y exhibición en el que participan Elena Cordoba, Lipi Hernández, David Zambrano y Avi Kaiser.
‘Dedicamos la muestra a artistas mayores de 60 años. Son muchas las motivaciones que nos empujan a tomar este camino. En primer lugar, dar espacio y voz a las personas que han construido su corporalidad a lo largo del tiempo y a través del tiempo, desafiando estereotipos y modelos del momento para tramar un camino autoral. Un estudio sobre la performance profundizada en el cuerpo como archivo’, explica Pere Bodí.
Una actividad de Hort-Art en el pueblo
Este se suma a otra serie de programaciones singulares en pequeñas poblaciones, como el festival Natures en la comarca leridana de La Noguera, Danseneu, que se desarrolla en diferentes ubicaciones del Pirineo catalán, o Huellas, en la onubense sierra de Aracena. Citas de cercanía que trabajan desde la base la aproximación a las artes vivas.
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