Fotos de Jorge Pérez

3 de marzo 2023

Christine Cloux lo va a dar todo en su última obra. La tranquilidad con la que afronta el estreno de Corps Seul, que se podrá ver en Carme Teatre de Valencia hasta el próximo 12 de marzo, es la consecuencia de haber desarrollado una investigación profunda, pero también de la serenidad con la que ha amasado este trabajo que habla de madurez, soledad, cuerpo y, sobre todo, del misterio y el gozo de la danza.

 En sus casi 40 años de carrera, Christine Cloux (Lausana, Suiza, 1966) ha acumulado una gran experiencia como bailarina y creadora, a la vez que reflexiones vitales y profesionales que utiliza como material para sus propias obras. En su anterior trabajo Tout finira bien, junto al actor Jorge Picó, recorría esa andadura haciendo parada en algunos de los momentos más significativos de su trayectoria.

Tres años después llega el estreno de Corps Seul, un trabajo en el que vuelve a la memoria de las experiencias, aunque en esta ocasión desde otro ángulo. Excavar en sus recuerdos le sirvió para llegar a esa soledad a la que alude el nombre de la pieza. “He bailado en compañías con mucha gente en escena y al final de la representación regresas a tu soledad, ese fue el punto de partida’, me cuenta antes de añadir, “además en todo este proceso he estado sola desde el principio, hace un año”. No quiere decir con ello que no haya contado con la mirada externa de otras personas como Olga Álvarez de La Taimada o Poliana Lima, para quien colabora en algunas de sus obras; o con el apoyo de la misma sala que acoge el estreno, Carme Teatre, donde es residente este año; se refiere al hecho de afrontar en soledad tanto las reflexiones que han activado la pieza como su desarrollo. En ese tiempo de búsqueda en solitario el paso del tiempo, la madurez y la autoconciencia se han conformado como el material de construcción de la pieza.

Acción continua

La cultura del baile siempre ha estado presente en la vida de Christine Cloux. Sus padres practicaban bailes populares: twist, tango, charlestón,… Eso, junto al deporte y cierta dosis de azar hicieron de ella una persona atenta a su cuerpo, que comenzó a tomar clases de danza a los 11 años, fue becada en la prestigiosa escuela de Rosella Hightower, en Cannes a los 16, y a los 18 años consiguió su primer contrato como bailarina. En cuatro décadas ha bailado en formaciones clásicas (Ballets de Basilea o Nancy), y contemporáneas (en la de Jean-Claude Gallotta o Philippe Decouflé, Cienfuegos Danza), pero desde ese espíritu inquieto ha practicado todo tipo de lenguajes, desde el butoh a las técnicas Limón, release, Cunnigham, ritmos africanos o prácticas somáticas como la eutonia.

Cada una de esas aproximaciones se ha sumado al recuerdo físico que aflora en Corps Seul. “En la primera parte del solo me centro en esa memoria corporal, muscular. Intento reflejarla y llevar a la superficie los movimientos que han dejado su huella en mí. Expongo el cuerpo como hacedor de movimiento, de danza, extraigo todas esas sensaciones encarnadas desde el principio de mi carrera”, explica.

La mecánica del cuerpo, el movimiento, las articulaciones e, incluso, la facia, esa membrana que cubre las estructuras corporales para dotar de soporte y protección al organismo, están presentes en la pieza. “Bajo la piel está el cuerpo danzante”, es la poética frase que utiliza para resumir esa parte la investigación.

Explosión bailada

Otro de los temas que expone la nueva obra de Cloux es el paso del tiempo y la llegada de la madurez para el intérprete. “A partir de cierta edad nadie te contrata. Lo asumo, pero me posiciono como mujer que vive con sus circunstancias actuales y si quiero bailar para seguir con mi arte lo he de hacer sola”, añade.

En la segunda parte de pieza, la bailarina que sigue disfrutando de la danza, que no siente su edad cuando baila y que seguirá haciéndolo, aunque sea en solitario, ocupa el escenario y lo llena con una explosión de movimiento. “Es el momento de la alegría de la danza, del placer de bailar; también de una pizca de nostalgia”, cuenta.

Acompañada en el escenario por el músico y guitarrista Daniel Santos, Christine Cloux se muestra tal como es, sin miedo ni pudor a cómo se la verá, mayor o no, bella o no, pero si honesta en su expresión, comprometida con el público. “Voy a darlo todo. Lo que me queda lo doy”, concluye.

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