Crítica publicada en el diario Levante-EMV el 28 de diciembre 2022

Foto de José Jordán

Aforismats. Dirección coreográfica Inka Romaní; Intérpretes Álvaro D. Río “Tidra”, Ángel Lara, Victoria Mínguez, Inka Romaní, Silvia Sahuquillo; Música, textos y dispositivo sonoro DJ Tusfer; Vestuario María Almudéver; Producción, Institut Valencià de Cultura; Sala 7 del teatro Rialto, 26 de diciembre.

En un momento de la pieza se dice que los aforismos sirven como antídotos contra el fanatismo. Por extensión, esta singular propuesta serviría contra el estatismo de ciertas miradas y propuestas artísticas. Un acercamiento muy desacomplejado a la obra y figura de Joan Fuster a través de danza y ritmos urbanos. Si en el año de su centenario hemos asistido a todo tipo de ediciones, exposiciones, conferencias y actos de reivindicación de su pensamiento y legado, este tal vez sea el más libérrimo de todos. En un cara a cara con el público, cercano al linóleum cuadrado en el que se desarrolla la pieza, la unión de movimiento, texto y música en directo se extiende ágil y desenfadada. Victoria Mínguez es una maestra de ceremonia magnética, emula y acentúa a las que en las batallas de danzas urbanas recorren la pista presentando a los participantes y añade un aire cabaretero eficaz. Ella se encarga de conectar la danza con la intervención de DJ Tusfer, quien ‘samplea’, suma frases y ritmos a la acción bailada.

Muchas cosas suceden en los 40 minutos de función. Hay una bienvenida con galletas ‘fusterianas’ que dan pista del tono de la propuesta. El título de la pieza ya juega con esa voluntad de sacudir con palabras los cuerpos y las mentes. Por eso se recitan y remezclan algunos aforismos mientras los intérpretes los bailan. Estupendos en su papel, dominan diferentes estilos como breaking, voguing o locking. Sus cuerpos están poseídos por las palabras del escritor, se establece la conexión invisible entre el ritmo que el DJ crea en la mesa de mezcla con la multiplicación de sus pasos y coreografías. La de Inka Romaní es una dirección muy efectiva, vistosa. Cada bailarín puede mostrar sus aptitudes, exhibir su estilo, y cuando bailan todos juntos suben la adrenalina en la sala. Álvaro D. Río “Tidra” extiende y retuerce brazos y piernas en un bucle de pasos de break; Silvia Sahuquillo es una pluma, flexible y dinámica; Ángel Lara es generoso en gestos e Inka Romaní posee carácter y estilo.

‘Las personas felices no tienen memoria’, ‘Un buen libro siempre es una provocación’, son algunas de las máximas de Fuster que se escuchan en el montaje. Un componente intelectual, irreverente y anti dogmático sobrevuela y conecta toda la pieza. Utilizando aquel aforismo que recuerda que ‘Los únicos placeres que no defraudan son los imprevistos’, esta creación, que esperemos inicie gira, resulta un placentero divertimento.