Fotos de Josep Escuin
19 de octubre 2022
Las especiales circunstancias de gestación y creación de la pieza original, Anhel, traspasan a su versión para espacios no teatrales, De hueso y piel, convirtiendo la obra en un reflejo de lo voluble, azaroso y (a veces) accidentado que es el mundo de la danza. Cristina Gómez, coreógrafa y codirectora de ambas, nos lo cuenta.
El claustro renacentista del Centre del Carmen de Valencia es el escenario donde el próximo domingo 23 de octubre se estrena De hueso y piel, relectura para espacios singulares del dueto de sala (estrenado el pasado abril) en el que Gómez y Paloma Calderón se adentran en un mundo de deseos, contacto físico, aspiraciones e instintos.
Anhel fue una de las agradables sorpresas de la pasada temporada. Un dueto escénico de resolución muy física que combina la íntima sinceridad de los cuerpos desnudos con la elegante presencia de dos intérpretes muy compenetradas.
La adaptación que ahora se estrena en el festival Bucles no está exenta de una serie de avatares propios de la creación contemporánea, a la que se suman otros ingredientes imprevisibles como un accidente y un salto temporal. Todo ello hace que la versión de 22 minutos llegue al festival justo un año después de la fecha prevista de estreno, un 24 de octubre de 2021. Aquella vez tuvo que posponerse porque dos días antes, en una clase de danza, Gómez recibió un golpe que le fracturó un hueso del rostro. Aunque una operación afinada y el prescrito reposo permitieron su rápida recuperación, los planes volaron por los aires. Los apoyos y el calendario han ido reubicando las cosas en su sitio, aunque para ello la que tenía que ser la versión en tránsito hacia la pieza final (De hueso y piel) llegue después del estreno de la obra larga (Anhel).
Cronología de una obra de cocción lenta
Como en las buenas narraciones, todo se activó tras una especie de Big Bang, hace algo más de dos años. Tras el confinamiento que conllevó la pandemia, el deseo de contacto físico explotó, atravesando voluntades y germinando en proyectos como este. Cristina Gómez, a quien conocíamos por sus trabajos para público familiar con EnÁmbar Danza y otras compañías, ya había creado su desenfadado solo Dance is my heroine (su especial homenaje a la danza; lee aquí los detalles). Previamente, entre 2018 y 2020, el fotógrafo Josep Escuin la había invitado a participar en una serie fotográfica en la que su cuerpo era el protagonista. La inauguración de la exposición de fotos en el Octubre CC en mayo de 2021 fue la oportunidad para presentar un dueto de la bailarina. En el mismo sumaba a la estética de las imágenes fijas las nuevas ideas latentes en su cabeza. Decidió expandir el trabajo en solitario a dúo junto al performer Daniel Maia. El desnudo y la atadura capilar protagonizaron aquel encuentro, convirtiendo el cuerpo de uno en la extensión del otro.
Los 10 minutos iniciales en los que las figuras se encajaban se presentó en diversos espacios, mientras crecía la intención de ampliar el trabajo a los 20 minutos que debían haber llegado en el otoño de 2021. Trastocados los planes por la inoportuna patada, el tiempo siguió su curso, Carme Teatre concedió al proyecto una de sus residencias de creación, llegaron las ayudas públicas, y la obra larga pasó por encima de la intermedia. Hasta ahora, en la que ha habido una nueva oportunidad para poner las cosas en su sitio y retomar la idea del formato site specific.
El orden los factores
¿Es entonces De hueso y piel una pieza distinta de Anhel o es una adaptación?, pregunto a su directora. “En Anhel se apostaba por un comienzo muy conectado con lo más primitivo del ser y acabábamos con un intento (fallido) de domesticación y sofisticación de los cuerpos a través de la metáfora del vestido, dando identidad a esas criaturas al mostrar su rostro. De Hueso y Piel es, como se dice en música, una ‘obra derivada’ de Anhel, hemos eliminado y mezclado escenas, alterando su orden. El viaje, tanto para el espectador como para nosotras, será a la inversa, aportando además lecturas nuevas sobre el trabajo de base”.
El título de la pieza proviene de un poema de Ana Elena Pena, publicado en su libro ‘Vamos a follar hasta que nos enamoremos’ (2015). Ese y otros textos sobre el deseo de autores como John Berger y Sara Torres, obras pictóricas de Francis Bacon, Lucien Freud, Ribera, las esculturas de Camile Claudel, Rodin y el imaginario de directores de cine como David Lynch o Tim Burton han inspirado al equipo artístico en la creación de ambas piezas. También han sumado sus experiencias sobre el deseo, el contacto físico, la relación con el propio cuerpo y con el de otros o el intento de ser socialmente aceptado.
Cristina Gómez ha contado con la ayuda de Anna Estellés en la dirección escénica. Edu Comelles se ha encargado de la banda sonora, compuesta por músicas propias y de otros artistas. Las dos intérpretes firman la coreografía. En esta ocasión, los elegantes vestidos a lo Pina Bausch que lucían hacia el final de la pieza se verán en el principio. La feliz reposición de Anhel hace tres semanas en Carme Teatre, con lleno diario, auguran un buen inicio de viaje para esta nueva pieza.