1 de septiembre 2022
De rastros y huellas hablan los artistas que en esta edición de L’Herència se sitúan en la zona más ortodoxa del cartel. Mercedes Cortés ofrece un recital de cante de repertorio tradicional, mientras que la pieza Liturgia amalgama la danza de José Maya con el patrimonio de cantos místicos que son acervo de la cultura andaluza.
“Necesito mi voz como el comer o el beber, con ella cuento mis penas, mis alegrías, mi día a día”, expresaba recientemente Mercedes Cortés en sus redes sociales. Ella es cantaora desde siempre, “desde niña”, me cuenta, desde la casa donde descansa unos días este verano. Nacida en el barrio de La Mina de Barcelona, comenzó a cantar en la peña flamenca de Sant Boi que regentaban sus tíos. Allí le entró el ‘veneno’ del cante. Comenzó profesionalmente en tablaos de Barcelona (Los Tarantos, Tablao del Carmen, El Cordobés) para, más tarde, junto a su pareja, el guitarrista Jordi Flores, instalarse en Sevilla. Después de permanecer en el Ballet de Cristina Hoyos un tiempo, se introdujo en el circuito de acompañamiento de baile, lo que le ha permitido trabajar con artistas como Mercedes Ruiz, Andrés Marín, Olga Pericet, Farruquito, La Moneta o Marco Flores.
Mercedes Cortés en un recital
El escenario es el lugar donde se siente realizada, es un animal escénico. A ser posible junto a Jordi Cortés, con quien lleva más de 25 años unida en lo personal y en lo artístico. “Él es quien mejor me conoce, me aporta todo porque es un guitarrista de acompañamiento de gran nivel”, añade. Es junto a él que ofrece en L’Herència un repertorio que incluye cantes de ‘madrugá’ por tarantos, canasteras, alegrías, cantiñas, tientos tangos. A este recital lo han llamado ‘Entre tú y yo’.
El espacio donde disfrutar el concierto es en la conocida como ‘Casa dels Cargols’, uno de los pocos ejemplos de arquitectura modernista de la ciudad. El arquitecto Marià Tomàs i Barba ideó la vivienda en 1911 por encargo de Miquel Ribera. Se encuentra en medio de un pequeño jardín y destacan los trabajos de forja y cerámica vidriada típicamente modernistas. La barandilla de la azotea es la que da nombre a la casa, al estar formada por almenas decoradas con caracoles.
Para Cortés y Flores, regresar a Barcelona, donde no actúan desde hace 12 años, va a ser todo un acontecimiento. Su familia y el mundo flamenco les reconoce y echa de menos a partes iguales.
Un ritual compartido
En la ermita de Bellvitge se escucharán los sonidos ancestrales de Liturgia. Así se llama esta creación que va más allá de una representación al tratarse de una actuación específica para el icónico espacio medieval de L’Hospitalet que la acoge.
Como señala Daniel Torres, impulsor y director artístico del proyecto, “no se trata de una misa flamenca sino de una liturgia andaluza, herencia de las diferentes maneras de celebrar los ritos religiosos en Andalucía a lo largo de su historia, resultado de la asimilación de las influencias de los distintos pueblos que la han habitado”. Fenicios, hebreos, judíos, bizantinos, mozárabes, gitanos, todos han ido construyendo esa identidad que ahora condensa Liturgia.
Entre los objetivos de esta propuesta singular está el de acercarse de una forma distinta al flamenco, “deslocalizarlo de los escenarios habituales para relocalizarlo en los lugares de donde ha bebido”.
Para esta creación Torres ha contado con un elenco de primer nivel. Para el baile ha llamado a José Maya, continuador de una saga artística con ramificaciones en todas las disciplinas flamencas. El curtido bailaor, quien ha vivido una década en París, acompaña a artistas como Tomatito, Vicente Amigó o Juan Carmona, pero en su extensa carrera ha hecho colaboraciones con Beyoncé, Marc Anthony o Björk.
La voz de Rafael Jiménez ‘Falo’ aporta el poso de su profundidad y experiencia, mientras que la onubense Sandra Carrasco (quien ha acompañado a Arcángel, Miguel Poveda, Estrella Morente , Eva Yerbabuena o al Ballet Nacional) suma su gran personalidad vocal. Completan el cartel de artistas entregados al rito Diego Amador Jr., talentoso heredero de una gran familia de músicos, quien también suma su voz, y José Luis López, músico de formación multidisciplinar y trayectoria única (en clásica, tango y flamenco), quien es, además, pionero en la inclusión del violoncello en el flamenco.
Tres años y 500 velas
Me cuenta Torres que el proceso de creación de Liturgia, que se ha prolongado tres años, se asienta en tres pilares: «la observación de cómo el flamenco se materializa en múltiples formas, la documentación exhaustiva sobre el tema y el arte de José Maya». Sobre la documentación señala que ha sido fundamental el libro ‘Sociología del cante’ de Gherard Steingress («es la base de esta obra», comenta), pero también el de Antonio Manuel que propone una ‘Arqueología de lo jondo’, o la ‘Historia de la música andaluza’ de Antonio Marín Moreno, entre otros muchos.
De Maya señala que «está tocado por la mano de Dios, su baile no se puede limitar al flamenco, es una experiencia en si mismo. Como flamenco y gitano tiene todas las herramientas para transmitir esa conexión con lo que es la divinidad para cada uno», añade. A crear ese ambiente único de arte y misticismo ayudará la disposición en el espacio de 500 velas para iluminar lo que allí suceda.
De las dos partes que Torres ha ideado, la que veremos en L’Hospitalet es la primera, Liturgia I: la Palabra. En 2023 se estrenará Liturgia II: Eucaristía o El Pan & El Vino. La primera parte solo se ha representado en dos lugares, en la iglesia de San Jacinto de Sevilla, en diciembre de 2021, y en la iglesia de Saint Jean de Montmartre, París, en abril del 2022.
Cántigas de Santa María, de Alfonso X El Sabio, cantos armenios y gregorianos, malagueñas, alegrías, saetas, fandangos, sonatas mozárabes, un romance de San Juan de la Cruz o una guajira componen el vasto campo musical que resonará en la ermita medieval.
Entre tú y yo, 11 de septiembre, 19 h. Casa dels Cargols
Liturgia, 18 de septiembre, 12 h. Ermita de Bellvitge