Córdoba Drone de Daniel Hernández, foto de Miguel Andrés

22 de junio 2022

Con el verano adelantado por los estragos del cambio climático, se reanuda esta semana la dinámica escénica de sacar la danza a la calle. Los festivales al aire libre comienzan a multiplicarse hasta bien entrado septiembre. Lekuz Leku, Cádiz en Danza o Trayectos son algunas de las próximas citas con los artistas del movimiento.

El bilbaíno Lekuz Leku es de los más veteranos. En su XVIII edición (del 22 al 25 de junio) presenta una variedad de estilos y formatos. Desde la sala La Fundición, organizadora de un encuentro, recuerdan que el objetivo es acercar la danza al público, «la selección de piezas de este año da una completa visión del panorama actual de la danza contemporánea”, añaden.

El festival celebra el regreso a la normalidad sanitaria con un cartel que arranca con una muestra de cine-danza el día 22. Especial será la propuesta que presenta el día 23 Barbara Diaz (aka Arte Povera cía), quien ha trabajado con voluntarios para montar Movimiento continuo. Arquitecturas, claustros, arte/factos, una pieza coreográfica inspirada en el espacio arquitectónico del claustro. En él interviene mediante un diálogo entre el movimiento, la música, la imagen y la palabra.

Ertza exprime el movimiento

Los días 24 y 25, diferentes puntos del paseo de Abandoibarra, entre el museo Guggenheim y el Palacio Euskalduna, servirán para que Ertza-Asier Zabaleta, Qabalum, Colectivo Lamajara, Silvia Batet, Hoteloko, Danza Mobile, Pablo Girolami y Dani Hernández muestren sus últimas creaciones a la vera del Narvión.

El bailarín y performer Dani Herrnández presenta Córdoba Drone (memoria 1), su última creación, estrenada en febrero de este año en Alicante, su ciudad natal. Afincado en Bilbao desde hace tres años, el creador sigue con su camino de exploración de la danza española, atravesado por las influencias y hallazgos que en el campo de las artes vivas va realizando. Desmarcado de la danza española tradicional, en la que se formó y tomó tablas, ha ido ampliando su carrera con saberes y experiencias que ahora pone en práctica.

En la pieza breve que ahora presenta en Bilbao se atreve a mirar hacia el niño que bailaba a solas con música de Albéniz, «Surge de un deseo que tengo desde pequeño de hacer a mi manera los bailes típicos. Córdoba me gustaba mucho, pero pensaba que cualquier cosa que hiciera con ella sería una imitación de mis maestros». Ahora demuestra sus intenciones trabajando esa composición para darle texturas electrónicas con ayuda de Evil Kate. El «drone» del título alude a un sonido que podría ser el de un avión, pero con una cadencia estirada. El llamativo vestuario (diseñado por él mismo) transforma una capa tradicional en un volumen ideal para el giro. Se acerca así a la ilusión óptica que producía el atuendo de Loïe Fuller o al éxtasis rotatorio en los derviches.

En su camino de investigación el artista tiene un interés especial en revisitar y reescribir, desde la tradición que tan bien conoce viajar a otros paisajes estéticos con el movimiento, la música y otros elementos escénicos. “Esta pieza es la semilla de un proyecto más amplio llamado Memoria Errante. En Danza líquida, la siguiente pieza corta que haré cuando tenga recursos, quiero revisar la Danza oriental de Granados, trabajar con objetos y líquidos. La tercera y última será Castilla modular, donde tomaré la composición de Albéniz e introduciré sonidos de tubos metálicos. De la misma forma que Córdoba la asocio a la tierra, y Danza líquida al agua, esta será una pieza con un brío y una rítmica vinculada con el aire”, explica.

El festival terminará el sábado 25 de junio con Ahora bailamos todos, una clase abierta de danza al aire libre abierta a todo tipo de personas. Denis Martínez, ex bailarín de la Compañía Nacional de Danza de Cuba, se encargará del fin de fiesta participativo en el que el público practicará los ritmos cubanos.

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