Foto de Irantzu Pastor

28 de abril 2022

Vivir de la danza es complicado, residir y crear en la periferia lo es más todavía. Led Silhoutte está en ello. Con Los Perros llegan a su sexta creación y puede que sea esta la que les dé el espaldarazo definitivo para que la escena nacional fije la atención en su personal universo creativo. La obra que ahora se estrena cuenta con la dirección y coreografía de Marcos Morau.

El verde rodea Lesaka, localidad navarra de 2700 habitantes en cuyo teatro Martxell Rodríguez y Jon López han encontrado un refugio creativo y el apoyo necesario para seguir trabajando en sus propias piezas. Bailarines y coreógrafos, su carrera está salpicada de los vaivenes habituales de la creación actual. Involucrados primero en proyectos ajenos, decidieron en 2016 ir probando con los propios hasta, en 2019, tomar una camino claro con su compañía, en la que han querido implicar a más bailarines y artistas de otros ámbitos.

En su camino el encuentro con Marcos Morau fue crucial, no solo porque desde La Veronal ambos han conseguido trabajo, también porque han tejido una estrecha relación personal y artística que ahora toma cuerpo en Los Perros. La formación de Martxell Rodríguez (Lesaka, 1990) en danza contemporánea y tradicional le llevó hasta el Oskara que Morau creó para Kukai Dantza; la producción Los pájaros muertos que Morau firmó para el extinto Ballet de la Generalitat Valenciana llevó a Jon López (Madrid, 1993) a ser intérprete en Voronia, el siguiente espectáculo del valenciano y más adelante también en Pasionaria.

Martxell Rodríguez y Jon López en acción

“Él es nuestro enlace, nuestra Celestina”, me cuentan ambos al teléfono, en una pausa mientras preparan el estreno “oficial” en Pamplona de su nuevo dúo. Fue precisamente en la capital Navarra donde se inició el proyecto que ahora toma vida. “Después de una función de Voronia Marcos quiso saber más de donde vivíamos, qué nos rodeaba, y lo que estábamos haciendo. Así, de forma informal fue surgiendo la idea de hacer algo juntos y poco a poco se ha ido materializando. No lo teníamos en mente, pero hubiera sido estúpido desaprovechar el talento de Marcos”. En ello han estado trabajando este último año mientras continuaban con su agenda de bailarines y seguían con la exhibición de su propio repertorio. Este, en apenas seis años alcanza la media docena de creaciones; algunas son dúos en los que ambos muestran su peculiar estilo, sobrio, conciso y rico en movimientos propios en los que laten sus vivencias. En otras han invitado a otras bailarinas, músicos y creativos como Marina Fullana, Laura Lliteras, Carlos Roncero, Gaizka Sarasola o Paula Olaz.

Inquietudes en el aire

Dos líneas recorren hasta ahora la propuesta ideológica, conceptual, de Led Silhouette. Por una parte, la mencionada apertura del proyecto a esos otros artistas con los que probar y crear juntos; por otra, la pulsación de una realidad social compleja que observan y viven en sus carnes.

“Los milenials hemos crecido en crisis, pensando que nuestro futuro siempre será peor. En Los Perros surgió la idea de ladrarle a la realidad, de bailar como última oportunidad de sobrevivir, de apoyarnos en el otro como única opción para hacer que las cosas cambien y resistir”, comentan. Para materializar estas inquietudes han sumado a la coreografía que ambos interpretan, y que firman juntan a Morau, los textos de Carmina S. Belda, dramaturga habitual de La Veronal. La pareja de intérpretes recorre tres edades vitales, la actual, infancia y vejez, “con ello hemos conseguido trasladar inquietudes y conceptos que pueden resultar tópicos pero nos persiguen, nos preguntamos de dónde venimos y hacia donde vamos”, comentan. Ante el individualismo y la deshumanización actual solo encuentran dos opciones, docilidad o rebelión, siendo la última la que eligen, desplegando una danza pasional, que encuentra su sentido más puro en la repetición y la catarsis “Bailar hasta la extenuación, ladrar hasta el abatimiento, vivir hasta el desfallecimiento”, expresan sobre la propuesta.

Una imagen de Wild Street

En los últimos años, el poderoso influjo de la danza de Marcos Morau ha ido irrigando en la creación nacional e internacional. Por eso les pregunto si veremos su propio sello o el del director en la pieza. “Led Silhoutte se empapa de todo lo que ve y hace. Al trabajar con Marcos hay algo de él en nuestro movimiento, pero creo que en esta obra en especial hay mucho de La Veronal, su mirada, sus códigos. Pero de la misma manera que desde Pasionaria y, sobre todo, a partir de Sonoma ese código tan robótico se ha suavizado, en Los Perros aparece más la sangre, la emoción, hay mucho movimiento que es cálido, también agresivo, pero distinto, una nueva versión que él mismo está buscando y que aquí se ve”.

Presentado por primera vez la pasada semana en Lesaka, Los Perros cuenta con el apoyo del programa DNA navarro, lo que lo llevará en los próximos días a diferentes localidades de la Comunidad Foral antes de llegar a Condeduque de Madrid, donde transmutará en site specific.

Cuando les pregunto sobre pistas para el público me dicen, “es una pieza que habla de nosotros, pero también de todo el mundo a través de ese viaje generacional. Cualquiera se puede ver reflejado porque habla de superación, de amor, de conflicto, de intentar llegar a un acuerdo contigo mismo y con los demás. Es un proyecto que en este momento puede hacer mella en la gente”, concluyen.

www.ledsilhoutte.com