Foto de Eduardo Manzana

10 de marzo 2022

Nos ha enseñado por dentro edificios emblemáticos de Valencia y ha puesto el foco en creadores y eventos esenciales. Flat Magazine propone y guía, se fija en los espacios urbanos o en la intimidad de viviendas únicas. Una mirada despierta y sensible a la arquitectura, el diseño y el arte. En poco más de un año, esta publicación amena y atractiva ha despertado sensibilidades adormecidas. Claridad y belleza al servicio de una información especializada destinada a todo tipo de lectores. La iniciativa de la periodista Clara Sáez sigue captando nuestra atención. Hablamos con ella sobre su intenso primer año de vida.

¿Cuál es la proporción de contenidos sobre arquitectura, sobre diseño y arte en la publicación y por qué? 

Flat habla de arquitectura, diseño y arte desde un punto de vista periodístico. No es una publicación para profesionales, que también, pero no solo. Nuestro interés apunta a lo más cercano, que a veces es lo que menos conocemos, para comprender un poco mejor lo global. La proporción de los temas viene dada por la actualidad, que seguimos, pero sin volvernos locos. No es un medio inmediato, Flat es más bien un trago lento que permite saborear los contenidos, las magníficas fotos, leer sin prisas y enterarte de cosas que, muchas veces, no sabías que pasaban al lado de tu casa.

¿A quién va dirigido Flat, quien y cómo es vuestra comunidad? 

Nuestros lectores son todos aquellos que tienen una mínima sensibilidad e interés por lo que les rodea. Los hay de todo tipo, desde profesionales de la disciplina hasta gente que no tiene nada que ver con la arquitectura ni el diseño, pero a los que interesa el enfoque de los temas. Flat es un proyecto con la mirada amplia aunque apunte a las cosas más cercanas. Y parece que a la gente le gusta leer sobre eso.

¿Cuán alejados o cercanos están la arquitectura y el diseño de los intereses de la gente? 

Así, en frío, supongo que la arquitectura, el diseño o el arte parecen disciplinas distantes de “la gente”, pero si pensamos que todas ellas están muy presentes en nuestro día a día, ya no lo son tanto. Siempre me gustó andar por la ciudad, descubrir las historias detrás de la arquitectura y ver cómo esta responde a factores sociales, culturales o políticos. A mucha gente le gusta eso, no creo que sea muy original. Al fin y al cabo, arquitectura es tu calle, cómo está pensado ese urbanismo que te rodea, porqué esa plaza está ahí y qué había antes en tu barrio que motivara su nombre. Cómo se pueden hacer mejor las casas en las que vivimos, que sean más confortables y más sostenibles. Diseño es pensar la mejor forma de las cosas para que sean mucho más cómodas, desde la disposición de una librería hasta el pomo de una puerta; o cómo contar una historia con apenas cuatro elementos gráficos para que nos llegue a todos el mensaje y la comunicación fluya. Todo eso lo tenemos en nuestro día a día, aunque no nos demos cuenta.

 Edificio de Fernando Moreno Barberá, foto de Eduardo Manzana

 ¿Cuál es el encaje de Flat en un panorama editorial como el que hay? 

Flat no pretende competir con medios consolidados que llevan años existiendo, sería ridículo. Es una publicación minoritaria e independiente, es decir no dependemos de ningún grupo editorial lo que, por otra parte, también nos da mucha libertad. Flat está más bien en una esquina, en el hueco de las cosas pequeñas, donde si te asomas lees algo que puede despertar tu interés: una entrevista al señor que hizo todas las tiendas de lujo de Poeta Querol en los años 60, un reportaje sobre ese palacete de la avenida del Puerto que lleva ahí cien años, otro sobre la historia de un edificio en Patraix que enlaza directamente con Woody Allen, alguna iniciativa que quiere aprovechar los solares urbanos abandonados para hacer huertos, una visita a las casas que el peculiar constructor Facundo Martínez sembró por la ciudad, un libro sobre el urbanismo que no sale en la tele (“Valencia no es ciudad para pobres”, por ejemplo), una casa construida en el Cabanyal con parámetros sostenibles de verdad… Con el arte es lo mismo. Acercar iniciativas de exposiciones, galerías o museos al lector es aprendizaje y apertura de miras. Para todos. Y nosotros lo que queremos es seguir aprendiendo cosas y contarlas.

¿El nacimiento de la publicación está relacionado directa o indirectamente con la Capitalidad del diseño de Valencia 2022? 

No tiene ninguna relación, a excepción del amor por los buenos diseños que nos mueve a ambos. Es una iniciativa que se ha levantado desde el empeño de un grupo de diseñadores que apostaron por ello y les ha salido bien. Nos queda disfrutar de las actividades que organizan, que dan cuenta del talento que nos rodea, y tenemos todo el año por delante. Como explicaba el diseñador Juli Capella en una entrevista que le hicimos el otro día, en la celebración de la Capitalidad está muy presente ese concepto de dejar un legado posterior a 2022, y esa intención es muy buena. Centrarse en dos o tres objetivos y apostar por ellos (el archivo, una gran publicación editorial, un salón anual, un buen museo del diseño…) para que la Capitalidad tenga vida más allá de este año y sea el germen de algo permanente en la ciudad.

A propósito de esto, ¿qué opinión te merece el calendario de actividades?¿qué echas en falta y qué te parece adecuado? 

Para empezar, poner más o menos de acuerdo a toda una ciudad y a toda una profesión para hacer algo conjunto, sea lo que sea, ya me parece un logro. Y si hablamos de sectores creativos, más. No te puede gustar todo, cada uno tiene sus preferencias y menos mal, pero sí creo que la programación está bien nutrida y con intereses variados que pueden atraer a todos los públicos, no solo a los diseñadores.

Clara Saéz enseña Flat Magazine

 ¿Puedes resumir lo que ha pasado en un año de Flat

Ha sido un año muy interesante profesionalmente hablando: poner algo en marcha desde la nada es muy enriquecedor porque tienes que pensarlo y hacerlo todo. También ha sido divertido, ya que se trata también un poco de eso. El balance es bastante bueno, estamos contentos teniendo en cuenta que ha sido en un año tan raro como 2021, el segundo de esta trilogía del caos que estamos viviendo, que empezó en 2020 y que todos esperamos que no se alargue mucho más.

¿Cuáles son los proyectos de futuro?

Nuestro paso más inmediato es lanzar la newsletter y, a final de este año, nos gustaría publicar un número en papel. Nos va lo digital pero también la imprenta. Esa edición la queremos tener lista a modo de anuario, como una forma de que los artículos no se pierdan como lágrimas en la lluvia de internet. Y que nos encanta el olor del papel, no nos engañemos.

Por último, ¿tienes relación alguna con las artes del movimiento? ¿conoces experiencias que las relacionen con la arquitectura? 

He tenido relación profesional con el sector del teatro y la danza en mi época de comunicación cultural. Me gusta ver danza y, por ejemplo, lo que hace el colectivo Bandaloop con esa mezcla entre coreografía y escalada en medio de arquitecturas imposibles es bastante alucinante. Esa re-imaginación de la danza en espacios públicos urbanos, lo mismo en un puente de Calatrava que en la fachada de un rascacielos, me da bastante vértigo, pero es una experiencia rompedora de esquemas mentales. Y eso siempre está bien.

Public Canvas de Bandaloop

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