20 de mayo 2021

La nave empieza a coger velocidad de crucero. Esta semana se ha hecho pública la convocatoria para que artistas del movimiento presenten proyectos de investigación a desarrollar durante los próximos meses. Desde abril, Guillermo Arazo está al frente de LaGranja, centro nacido para ser catalizador y aliado del sector de la danza y las artes vivas valencianas. Aunque se acabe de mudar, el conocido gestor tiene claro qué lugar debe ocupar cada pieza en esta nueva etapa.

Fue su proyecto el que ganó el concurso público para dotar de contenido y continuidad a este espacio de recursos y mediación para la danza, dependiente del Instituto Valencià de Cultura (IVC). Me cuenta Arazo que para convertirlo en un “nodo desde el que trabajar e irradiar para toda la Comunidad Valenciana”, son tres los ejes de su plan de acción: “El principal es dar acogida a los artistas durante sus procesos de creación, el segundo es difundir y exhibir obras, el tercero reforzar el desarrollo del sector profesional”. La actual dirección del IVC rescató en 2019 el edificio situado en Burjassot (albergó durante años el Centre Coreogràfic de la Generalitat) para atender la demanda de un sector falto de espacios y atención institucional. Tras una primera etapa “piloto”, es ahora cuando se han articulado los recursos para darle dimensión y solidez a futuro.

Son bastantes los frentes abiertos, pero también son muchas las líneas de acción puestas sobre la mesa. Licenciado en Ciencias de la Información, Guillermo Arazo (Valencia, 1970) ha estado vinculado a destacados centros culturales de la ciudad, como La Rambleta y Las Naves (donde fue responsable de programación), así como a algunos de sus festivales más consolidados, como Mostra de València – Cinema del Mediterrani o Dansa València. Experto comunicador, ha desarrollado un perfil de gestión dinámico, acorde con las hibridaciones y los códigos de la creación contemporánea.

Guillermo Arazo en una foto reciente

Desde su experiencia, enfoca LaGranja como “un espacio para la cogobernanza en el que, además de seguir los objetivos marcados, iremos articulando las propuestas y demandas que nos lleguen”. Para ello quiere reforzar los vínculos con los colectivos sectoriales: AVED (Asociación Valenciana de Empresas de Danza), APDCV (Associació de Professionals de la Dansa de la Comunitat Valenciana) y Comité Escèniques.

Acción, reacción

Desde que llegó al puesto, su coordinador ha mantenido una frenética agenda de encuentros para iniciar el máximo de acciones posibles. Las urgencias en un sector precarizado y falto de recursos piden agilidad, de ahí la convocatoria lanzada esta semana (abierta hasta el próximo 6 de junio). Los seis proyectos seleccionados contarán con espacio físico donde desarrollarse, acompañamiento artístico para profundizar en ellos , ayuda técnica y un presupuesto para exhibición si fuera el caso. “Estos laboratorios son para que los creadores puedan investigar, lo importante no es el resultado sino el proceso”, me aclara, y añade “LaGranja va a ser un centro importante porque lo recuperamos para los profesionales, a los que vamos a acompañar, y porque nos vamos a vincular con entidades, festivales y centros para llegar a más gente”. 

El coreógrafo y bailarín Sharon Fridman en acción

Durante esta semana y la próxima está en marcha el taller que Societat Doctor Alonso (Sofia Asencio y Tomas Aragay) ofrece a coreógrafos, bailarines y dramaturgos para “practicar cómo tomar decisiones en el trabajo de crear”. El reciente workshop del colectivo Mucha Muchacha, las charlas con público en Dansa València, la colaboración con el festival 10 Sentidos y las clases regulares de danza, conforman hasta ahora el mapa de actividades desplegado. En el horizonte, aspectos sustanciales como el trabajo con el público y la vertiente social de un cometido que combina lo artístico con la voluntad de trasvasar interés por la danza al máximo de personas posible.

Guillermo Arazo amplía su declaración de intenciones: “Queremos llevar el movimiento a espacios no convencionales, atender propuestas insólitas, dar cabida al pequeño y mediano formato, a todo aquello que no se puede ver en las programaciones habituales de los teatros; desde lo público se debe atender todo ello”. La vertebración territorial marca el rumbo de esta etapa, “habrá residencias también en Castellón y en Alicante, ya estoy en conversación con centros que pueden acogerlas”.

Comienza una etapa de transformación para que los artistas se beneficien de más recursos destinados a sus proyectos, para que el público encuentre junto a ellos un lugar para la escucha, la reflexión y el diálogo a través del arte.

Web de LaGranja

Enlace a la convocatoria