4 de febrero 2021
Foto de portada: Laurent Philippe
Es una mujer de acción. Lo demuestra una carrera profesional en la que la escena, el cine, la televisión, la música, la moda y la publicidad han sido sus territorios de exploración y crecimiento. Con la danza como principal compañera, esta creadora decidida y vital, ha ido traspasando puertas que en su día solo estaban entreabiertas, como la presencia de las danzas urbanas en los grandes teatros europeos. Su trayectoria, siempre ascendente, está plagada de colaboraciones estelares con artistas como Jean Paul Gaultier, Pedro Almodóvar, Daft Punk, Beyoncé o Paul McCartney. Una larga lista de premios le avala. Conserva el espíritu libérrimo y divertido que planeaba en Xoxonees, el grupo de finales de los 80 que compartió con su hermana, la cineasta Chus Gutiérrez. También mantiene el interés y la preocupación por los temas que como sociedad nos atañen, por eso en Solstice se metió de lleno en uno de los más urgentes: la conservación de la naturaleza. Ahora podemos ver en el Liceu de Barcelona (del 6 al 9 de febrero) esta obra para 14 bailarines de su propia compañía, creada antes de su llegada a la dirección de los Teatros del Canal de Madrid. Blanca Li en acción por la naturaleza.
La obra que presenta en Barcelona, ¿Ha sido su manera de comprometerse personalmente con un problema que nos afecta a todos?
Si, tenía la necesidad de hacer algo real, con mis herramientas. Hablamos mucho, somos conscientes de los problemas del planeta, pero muchas veces tenemos la sensación de que no podemos hacer nada, por eso pensé que quería participar haciendo algo a mi manera. Todos podemos actuar con nuestro comportamiento, a través de nuestra forma de consumir y de vivir. Con los bailarines trabajé sobre la relación del hombre y la naturaleza, cómo ha sido la convivencia durante la historia. Estuve investigando sobre danzas tradicionales, bailes primitivos que celebraban el solsticio, o que invocaban la lluvia porque era importante para la estabilidad y la vida. Durante la gira del espectáculo monté, en colaboración con la Unesco, la Pollution Dance, una serie de videos online con los que alumnos de escuelas de diferentes países aprendían los pasos y los bailaban el día Mundial del Medio Ambiente. Fue una reflexión sobre en qué medida un gesto muy pequeño puede significar algo importante, como puede ser reducir el uso de plástico.
Solstice se estrenó en París en septiembre de 2017. En estos tres años, ¿Cómo ha vivido los triunfos, como el Acuerdo de París, y los fracasos en torno a la lucha por la conservación del planeta?
Cada vez se siente más la urgencia, las acciones tardan más tiempo del que debería y esto genera frustración. Los problemas tendrían que solucionarse más rápidamente, pero los intereses económicos provocan retrasos en la toma de decisiones. Pero creo que hay más conciencia, es un tema importante para mucha gente. Hasta las empresas se han dado cuenta de que deben mejorar su manera de hacer y de comunicar, porque el hecho de que cambiemos la forma de consumir obliga a cambiar a las empresas; así que nuestras pequeñas acciones son más importantes de lo que parece.
Durante la creación de la obra, ¿Qué personas y organizaciones conoció que le impactaran?
Trabajé con la organización Pure Earth en Nueva York. Buscan fondos para atajar todo tipo de contaminación, sobre todo en países emergentes. Con ellos aprendí mucho, como la cantidad de muertes que provoca la polución, algo con lo que hemos convivido muchos años y ahora sabemos. O la contaminación que provocan los residuos, las basuras, lo que generan las baterías, los coches. Se abandonan los desechos en los países del sur, hay poblaciones junto a grandes vertederos, se contaminan los acuíferos. Ellos se dedican a limpiar zonas y a ayudar a la gente, hacen un trabajo impresionante.
¿De qué manera los 14 bailarines ayudan a transmitir el mensaje que quiere hacernos llegar?
Lo que hicimos para crear el espectáculo fue trabajar la idea de los elementos, bailar y evocarlos con el movimiento. Además de fijarnos en las danzas tribales, estuvimos improvisando con el cuerpo, buscando sensaciones corporales que evocaran la naturaleza. Pero luego hay una parte importante que es la escenografía, unos velos muy sencillos que se van transformado en viento, en agua, en tierra. Junto con las luces y el video conseguimos la sensación de estar en sitios muy diferentes. La música ha sido creada por Tao Gutiérrez a partir de sonidos de la naturaleza.
¿Es Solstice un espectáculo sostenible?
No tiene prácticamente nada. Hay poco vestuario, el decorado es muy sencillo, pero es verdad que necesitamos tecnología y las baterías son uno de los mayores problemas. El videoproyector o los ordenadores son cuestionables, el reciclaje tecnológico es algo que resolver.
¿Cree que el mundo de la escena es consciente de esta problemática de la misma manera que lo es de otras?
Hay muchos artistas que son conscientes de la importancia del cambio climático y están haciendo muchas obras que se acercan a este tema. Sí, se nota que importa.
¿Es una persona urbanita o tiene mucho contacto con la naturaleza?
Soy muy urbanita, siempre he vivido en ciudades, pero me encanta la naturaleza, me gusta que el mar esté limpio y si voy a la montaña no me gusta que esté llena de basura. Me parece importante proteger la naturaleza, porque se ven muchos desastres. A ello se suma la subida de la temperatura. Hay algas que llegan en masa a las playas del Mediterráneo, cada vez hay más medusas,… suceden cosas que no son normales.
Como directora artística de los Teatros del Canal, ¿De que manera refleja esta preocupación en su programación?
Yo no puedo intervenir en cómo la gente hace sus espectáculos, pero hacemos pequeños gestos que son importantes en un teatro como no usar botellas de plástico (a las compañías les proporcionamos envases reutilizables), no usar papel, o usarlo reciclado; son pocas pero importantes. Gastamos lo menos posible. La electricidad es otro tema, porque el teatro es grande y solo para caldear el espacio necesitas una cantidad enorme de energía, así que estamos empezando a ver como hacerlo sin ese gasto.
¿El público que vea la obra, saldrá conmovido y convencido de que tiene que actuar?
Espero que si, pero tampoco Solstice es una lección de nada sino una reflexión, se trata de compartir lo que todos sentimos. Creo que cada persona que viene al teatro tiene la misma sensación de que existe un problema y hay que hacer algo. Que cada uno aporte su granito de arena. Estamos todos muy informados.
Blanca Li en una foto promocional
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