Fotos de Mercedes Herrán
8 de enero de 2021
La programación de danza del recién estrenado año comienza en las salas de Valencia con A-NORMAL o la oveja errante de La Siamesa. Hoy y mañana se puede ver en La Mutant, el espacio municipal centrado en la escena, la música y las propuestas más heterodoxas. Ángela Verdugo (Puerto de Sagunto, 1979) está al frente de la compañía que creó en 2006 y a la que se ha ido sumando un equipo artístico y de colaboradores de campanillas, en el que encontramos nombres como el dramaturgo Xavier Puchades, el compositor MEI o el diseñador de iluminación Carlos Molina. Estrenada en 2017, esta pieza es el cuento que Verdugo creó para explicarle a su hija pequeña, entonces tenía 2 años, que no hay que tener miedo a ser diferente. Licenciada en Coreografía y titulada en Danza Clásica, la creadora valenciana busca en el movimiento un aliado más para expresar en escena aquello que le interpela en la vida. Ha hecho de la docencia y de la escena su hábitat natural. Mantiene intacto un punto de rebeldía y las ganas de contar cosas que más allá de la estética provoquen reflexión. Mientras intenta organizarse ante las nuevas restricciones de movilidad que ayer comenzaron, hemos hablado con ella sobre esta obra híbrida, la primera de una trilogía aun por concluir.
La pieza la hiciste para tu hija y la ha visto, ¿Cómo reaccionó?
Si, la ha visto varias veces. Le gusta mucho, aunque le da entre vergüenza e ilusión que la gente la vea y que se escuche su voz. Desde pequeña la hemos llevado a todo tipo de propuestas y tiene la cabeza muy abierta, muchas veces nos sorprende que llegue más lejos que nosotros. Hay cosas que pienso que no va a captar, pero las entiende, las explica y argumenta. De hecho, a veces la llevamos a ver cosas más formales y me dice «es bonito, pero me aburro». La educación es muy importante para crear públicos.
¿Es A-Normal un ejercicio de autoafirmación de la diferencia?
Más que de autoafirmación es un ejercicio de reivindicación. Se intenta que seamos «normales», lo más amalgamados posible, pero lo rico es que cada uno de nosotros sea diferente. Es un canto a la aceptación de eso.
¿Eres inconformista porque te dedicas a la danza, o te dedicas a la danza porque eres inconformista?
No sé si es antes una cosa o la otra. En la obra hablamos precisamente de eso. Yo vengo de una familia trabajadora mientras que el mundo del ballet es muy elitista. Desde pequeña observaba el choque entre la gente de mi entorno y la del mundo dancístico, algo que siempre he vivido, aunque fuera identificando puntos de choque que me iba guardando. Tanto en A-Normal como en la segunda pieza de la trilogía, SC Santa Cultura (estrenada en 2019), detectamos que hace falta mantener cierto espíritu punk, revisar siempre las cosas, no asumir y dar por sentadas las bases de lo que haces para ver si estas de acuerdo en el momento actual. Esa actitud si es inconformista.
¿Cuánto queda en ti de la danza clásica que estudiaste?
Estuve muchos años negando esa manera de enfocar el cuerpo, pero ya antes de A-Normal lo asumí como una riqueza, así que las formas y cierta actitud del movimiento sí las estoy utilizando.
¿Qué es lo que te ha aportado la colaboración en el texto y la dramaturgia de Xavier Puchades?
El texto lo trabajamos los dos, yo iba escribiendo y él iba ordenando, me aportaba alguna vuelta de tuerca, cosas que ayudaban a que la lectura de la pieza fuera más fluida. Él aporta mucho porque el texto fue la primera capa que hicimos y a partir de ahí fuimos añadiendo el resto de lenguajes, para reiterar o contradecir algo de lo que se decía y aportar todos los matices posibles.
¿Me podrías explicar que une a las piezas de la trilogía que forma A-Normal con SC Santa Cultura y la que será la próxima?
En 2020 nos concedieron una residencia de investigación en La Granja [el centro dedicado a las estancias creativas de las artes del movimiento del Institut Valencià de Cultura] para revisar las dos primeras piezas, para ver qué hilos dramáticos o conceptuales había que nos interesaran para llegar a la tercera y darle el corpus a la trilogía. Es el tiempo, un marcador sobre el que se reflexiona en ambas piezas, una concepción personal del tiempo en relación con tu biografía en A-Normal, abierto en SC al tiempo artístico, el del entorno profesional. En la tercera parte la idea es abrir más aún y llegar a lo común, al tiempo de todos, cómo estamos viviendo el tiempo. El confinamiento nos cogió en medio de la residencia, fue un golpe muy fuerte.
Habéis trabajado en ella y ha habido una presentación del proceso con público durante el último festival Dansa València, ¿Hay fecha prevista de estreno?
Todavía no, me lo estoy tomando con tranquilidad, cuando tenga claro que hay tiempo para ensayar y componer buscaremos fecha de estreno.
Aunque arrancaste la compañía en solitario, cuando hablas de La Siamesa siempre es en plural, ¿Has creado un equipo estable de colaboradores?
Empecé sola y en principio iba contando con diferentes personas según los proyectos, pero poco a poco se fueron afianzando aquellas personas que son el núcleo duro de La Siamesa: Joan Martínez en sonido, Carlos Molina en el diseño de iluminación, Xavier Puchades en dramaturgia y textos y Rocío Pérez es la mirada externa coreográfica.
¿Qué supone volver ahora a escena con A-Normal?
Pensaba que supondría un choque porque tú vas evolucionando con los trabajos y tu cabeza se va poniendo en otro sitio [la creación es de 2017], pero hablo de algo tan honesto y tan real que sigue totalmente viva, no me es extraña. Tengo muchas ganas de subir el escenario y me siento muy cómoda.
Desde 2017 presides de la Associació de Professionals de la Dansa de la Comunitat Valenciana (APDCV), ¿Ha cambiado esta responsabilidad tu manera de ver la profesión?
Me acerqué a la APDCV porque veía y sentía las dificultades de la profesión. Formar parte de ella ayuda a entender muchas cosas, te da paciencia. Además, si no nos implicamos en los cambios que queremos que haya es mucho más difícil que sucedan esos cambios.
¿Me puedes decir una de las cosas que te gustaría que pasara este 2021 en el mundo de la danza?
Que aprendiéramos a pensar en los demás y nos ayudemos unos a otros. Somos un todo y si no nos apoyamos nada tiene sentido.