16 diciembre de 2020

El encuentro de artes escénicas Africa Moment encara sus últimos días con uno de los platos fuertes de su amplio programa. Desde el día 15 y hasta el próximo 19 se puede acceder a tres creaciones de la reconocida Robyn Orlin, una de las artistas de mayor nombre y proyección de la escena internacional. Blanca y judía, Robyn Orlin nació en Johannesburgo (1955), en una familia que luchó contra el régimen del apartheid. Su fuente de inspiración, el sello de las numerosas creaciones firmadas en sus 30 años de carrera proviene de su país, de un entorno cultural al que no solo no ha renunciado sino que ha querido canalizar a través de atrevidos montajes donde ha tratado temas como la pobreza, el Sida o el colonialismo, pero con destellos de humor y de humanidad. Bailarina y coreógrafa, creó la compañía City Theatre & Dance Group en 1988. Tras salir de Sudáfrica para continuar formación en Europa y Estados Unidos, ha vivido en París y desde hace ya años reside en Berlín, aunque nunca ha dejado de pasar largas estancias en su país natal. Lúcida, crítica y atrevida, en sus obras se mezclan las disciplinas, la teatralidad y la performance con el texto, las artes plásticas y el video con singulares intérpretes, rompiendo el canon en mil pedazos. Coloristas y provocadoras, sus obras se dirigen a la conciencia, plantan cara a temas conflictivos, que están ahí pero apenas son vistos.   

En las tres propuestas que acoge el Mercat de les Flors se observa el calado de su aportación a la creación. Babyssiting series (del 14 al 19) es una selección de las grabaciones hechas en las últimas dos décadas a guardias de seguridad de importantes museos del mundo. En los videos -en Barcelona veremos las del Museo del Louvre, Palacio de Bellas Artes de Lille o Museo de los Agustins de Toulousse- les acompaña y recoge sus historias personales o su relación con algunas de las icónicas obras que custodian. “Siempre estoy buscando nuevas formas de desacralizar el elitismo que rodea al mundo del arte”, explica Orlin para describir este proyecto de breves piezas audiovisuales.

Quienes han visto And so you see… our honorable blue sky and ever enduring sun… can only be consumed slice by slice… (estuvo en Matadero Madrid el año pasado) todavía no han olvidado el impacto de la obra. Para la creación de este solo interpretado por Albert Silindokuhle IBOKWE Khoza, Orlin y el mismo Khoza partieron del malestar provocado por situaciones tan dolorosas como la violación correctiva ejercida sobre mujeres negras lesbianas en Sudáfrica. Orlin, poco optimista con respecto al futuro de la humanidad, encontró en el actor y bailarín transgénero el compañero perfecto para esta obra en la que planean los siete pecados capitales junto al Réquiem de Mozart.

Albert Khoza en And so you see…

La última de las propuestas que nos ofrece la brillante creadora es Una hora con Robyn Orlin, una conferencia interactiva que quiere incluir a la comunidad y al público. En ella, cada espectador se convierte en actor/actriz para involucrarse en el proceso creativo de la artista, experimentando en primera persona cómo la coreógrafa trabaja en sus piezas mientras se rueda una película en el momento. Robyn Orlin se entregará durante estos sesenta minutos con el fin de evocar, con su singular humor y tono personal, sus temas favoritos: la historia de su país y su continente, la identidad, la memoria y la vida.

Ocupada con la preparación de la visita a Barcelona y la participación en el ciclo Under Construction que el Pina Bausch Centrum despliega estas semanas con múltiples actividades y artistas invitados, Orlin responde a unas preguntas entre viaje y viaje.

Su visita a Barcelona se enmarca en el encuentro de artes escénicas Africa Moment, ¿De qué manera se vinculan sus creaciones con «lo africano»? ¿Existen componentes estéticos, filosóficos, de imaginario, propios del continente que introduzca voluntaria o involuntariamente en sus obras?

Creo que parte de mi trabajo tiene relación con el continente. Yo soy sudafricana de primera generación, nací en Johannesburgo, crecí allí, y solo salí del país cuando me marché a estudiar al extranjero con becas de la Escuela de Danza Contemporánea de Londres y de la escuela de danza del Instituto de Arte de Chicago. Hay mucho de mí en mi trabajo, al que aporto mis experiencias, para mí es algo inevitable, lo que hace que probablemente sea en algún aspecto político, entre comillas. Aún así, no considero que mi trabajo tenga realmente una carga política significativa, si es que tiene alguna, pero sí estética y filosófica.

¿Cual es el propósito de la actividad Una hora con Robyn Orlin en la que interactúa con el público?

La razón por la que hago Una hora con Robyn es porque mucha gente me pregunta cómo trabajo, y eso es muy difícil de explicar, así que me gusta llevar al público a un viaje conmigo para mostrarle cómo pienso. Es muy parecido a mis piezas, pero no exactamente lo mismo porque no tiene la misma profundidad. Trato de mostrar al público cómo pienso a partir del tipo de preguntas que hago y para ello hacemos una especie de flujo de conciencia juntos.

¿De qué manera está viviendo la epidemia de la Covid y sus consecuencias?

La pandemia es algo simplemente terrible, y es muy difícil trabajar bajo estas circunstancias. Siento que nunca respiro correctamente porque me asusta que pueda estar exhalando sobre alguien, a pesar de que llevo siempre puesta la mascarilla. Con todo, hay algo que la pandemia ha hecho posible sin que lo buscáramos, que es fomentar la introspección y reducir el ritmo de vida que llevábamos. Supongo que esto es algo realmente importante sobre lo que deberíamos reflexionar. En cuanto al trabajo, apenas he tenido, así que he pasado mucho tiempo ocupándome del jardín -me he convertido en una experta en el cultivo de aloe-, también leyendo mucho, pero sin conseguir concentrarme en realidad. Solo logro concentrarme cuando hago algún tipo de trabajo artístico tranquilamente para mí misma, principalmente montaje y collage. Está siendo un periodo muy, muy extraño en el que deberíamos pensar que no necesitamos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer en relación al virus, que es una cuestión de sentido común, de responsabilidad y de respeto por quienes nos rodean, e igualmente que no tenemos que enfadarnos con el gobierno, sino entender que no nos está quitando nuestra libertad por pedirnos que llevemos mascarilla.

¿Tendrá está situación reflejo en alguna próxima creación?

Estoy segura de que mucho de lo que está pasando se reflejará en mi trabajo, pero no estoy segura de si quiero hacerlo conscientemente. Estoy tratando de asegurarme de que todo mi trabajo puede estar en marcha el año que viene, junto a nuevos trabajos, y espero que todos nosotros podamos volver a un cierto tipo de normalidad en lo que respecta a las relaciones humanas.

Henri Gwodog Biyong en el Museo del Louvre, foto de Philippe Lainé