8 de octubre 2020

Es fácil quedarse atrapada en la rotunda sonoridad de las ocho canciones de Manifiesto, el álbum que RomeroMartín lanzó el pasado 30 de abril y sigue presentando en directo por festivales y citas culturales del país. Se trata de un puñado de temas en los que Álvaro Romero aporta su veta de cantaor flamenco y Toni Martín su destreza electrónica. Electroflamenco para un trabajo que aborda el género y la libertad sexual a través de letras escritas por poetas homosexuales, disidentes o «libertatarios», como diría Ocaña. Desde la Nana del Culo, extraída de Manifiesto (hablo por mi diferencia) del chileno Pedro Lemebel, a la Saeta del Pirómano, del sevillano Braulio Ortiz, o el Tango de la Coca, adaptación de un tema de Joan Viladomat. Hay también guiños a la tradición en Rumba de 1914, una estupenda versión del Que sí, que no de Remedios Amaya o una letra autobiográfica en Nací como quise yo (Zambra). 

Toni Martín es un experimentado productor y músico malagueño que ha aportado maestría técnica y finura musical al proyecto. Hablamos con la otra mitad del dúo, ideólogo e instigador del debut discográfico, Álvaro Romero (Puerto de Santa María, 1988), poseedor de una voz enérgica, vibrante, curtida en los tablaos de Sevilla durante los últimos 15 años. Estudió cante tradicional y se especializó en acompañamiento para baile, lo que le ha llevado a compartir escena con algunos de sus  renovadores -Belén Maya, Andrés Marín, Manuel Liñán-, pero también con músicos como Raúl Cantizano o dramaturgas como Angélica Lidell. Su gusto por la performance lo cultiva en proyectos como Animals, junto a Cristina Hall. En esta entrevista además de amabilidad y entusiasmo destila amor por el flamenco como universo de libertad y creatividad ilimitada.

¿Es ahora mismo el flamenco un espacio para el arte más avanzado?

Si, se están haciendo cosas muy interesantes y hay artistas muy potentes. Sevilla es el lugar donde se dan los mejores artistas que hay ahora mismo en el flamenco, tanto en el tradicional como en el contemporáneo, hay un caldo de cultivo y tengo la suerte de vivirlo.

¿RomeroMartín se encuentra en el centro o en la periferia del flamenco?

En cierto modo nos veo en la periferia por el mensaje que tenemos, pero el flamenco no está en la periferia, está en el centro y muy de moda. Cada vez más los artistas que no vienen del flamenco utilizan sus elementos, códigos, algunas letras tradicionales,… Me choca, lo noto mucho cuando escucho otras músicas, la gente está investigando, quiere saber de donde viene tal cante o ritmo.

¿Crees que esta es una forma de que el flamenco llegue a gente más joven y de otras latitudes?

Eso ya pasaba con Camarón, con Morente; ahora con Rosalía, con Niño de Elche, Los Voluble. Es positivo porque ves a gente joven haciendo cosas desde el flamenco tradicional, desde las raíces, llevándolo o lo contemporáneo, al presente. Si usamos música electrónica, que es lo que escuchan los jóvenes, es normal que les llegue. Cuando gente de los tablaos critica a Rosalía yo les digo “sois tontos, gracias a ella vais a poder llegar a más gente”. Que haya artistas tan grandes que están traspasando fronteras hace que se conozca más el flamenco, que es un arte que se merece eso. Lo que más le agradezco al flamenco es que me haya llevado a sitios a los que de otra forma no hubiera llegado.

¿Es diferente como se percibe el flamenco en Andalucía de como se percibe fuera de allí?

El flamenco es una forma de ver la vida, de sentir, aunque cada uno lo siente a su manera. Es un arte muy visceral y eso hace que traspase fronteras. Por eso, aunque no se viva como aquí cada uno lo vive como quiere, eso es lo que vale.

Ahora que habéis salido de gira por España tras presentar el disco en pleno confinamiento, ¿Cómo es la recepción del público, tanto en Sevilla como fuera?

El disco está gustando mucho fuera de los circuitos flamencos, que es el tipo de festivales al que más vamos. El público que va a un festival flamenco tiene una idea en su mente y no abre los oídos para dejarse sorprender, eso se nota, deben pensar “¿esto qué es?”, la energía con ellos es otra. La propuesta que llevamos es muy diferente.

Lebemel era chileno, ¿Cómo llegaste a él y por qué decidisteis que estuviera presente en el disco? 

Todo empieza en un momento personal de transición en el que comienzo a buscar una fórmula nueva de trabajar, porque lo que necesitaba era conectar el flamenco tradicional con lo que vivía en el presente. Empiezo un curso con el dramaturgo Alberto Cortez y me pongo a trabajar sobre mi relación con el sexo. En ese encuentro con otros dramaturgos, con actores, actrices, empiezo a recopilar información y me encuentro con Lemebel. Todo este proyecto estaba pensado como una pieza escénica, pero me fueron pasando cosas por el camino que me llevaron a otro lado. Uno de los textos que compusimos para esa pieza acabó en formato concierto porque surgió así y vimos que funcionaba, nos sentimos bien haciéndolo, eso fue el germen. Así que empecé con Lebemel porque quería trabajar mi relación con el sexo desde la performance y luego empecé a leer a poetas queer, homosexuales, que me fueron influyendo y que fui musicando.

Hay varios vértices que relacionan el disco con Cataluña (Tango de la Coca), con Cuba (Rumba del 14), con Chile (Nana del Culo)… No habláis exclusivamente de y desde lo flamenco.

Eso de que el flamenco es puro es mentira, está lleno de cruces, es una música que ha absorbido influencias de otras músicas, tiene un carácter fuerte. Ahora estoy haciendo un trabajo sobre los llamados cantes de ida vuelta, los palos flamencos con origen en América del Sur y es una influencia que también está ahí. Hija de Perra, una de mis referentes de la disidencia sexual, también es chilena. Fernando López, bailarín y filósofo que ha escrito “Historia queer del flamenco”, me ha ayudado en el concepto de Manifesto. En su performance De aplausos y otros estupefacientes ya hacíamos el Tango de la Coca.

Estos días se celebra en L’Hospitalet de Llobregat la primera edición del festival Berdache centrado en piezas escénicas y visuales que abordan cuestiones de género. Pol Jiménez, Carmen Muñoz y Fernando López forman parte del cartel. Parece que estamos en un boom de acciones relacionadas con la visibilización de diferentes perspectivas sobre el género ¿Percibes esa porosidad en la sociedad?

Si, y me parece positivo que se hable de estos temas porque han sido tabú durante muchos años. Aunque a nivel artístico puede que estemos avasallando con la temática, me parece interesante que existan porque tiene que haber un cambio, la gente se tiene que dar cuenta de lo importante que es acabar con el machismo, por ejemplo, o con el sistema patriarcal sobre el que estamos construidos.

Que te sugiere esta frase: el flamenco es pasión, dolor, sentimiento, nunca podrá ser pop….

El flamenco es todo eso pero también hay muchos artistas que se lo han llevado al pop, Los Planetas, Rosalía, Soleá Morente,… El flamenco se puede descuartizar en códigos, en partes, coger cosas que te interesan y llevarlo después a otro terreno, es muy rico musicalmente hablando y se puede hacer de todo.

¿Os sentís libres en vuestra propuesta artística?

Si, si no fuera así me dedicaría a otra cosa. Cada vez quiero ser más libre haciendo lo que va conmigo, lo que voy viviendo. Yo me dedicaba al flamenco y me di cuenta de que me faltaba algo, tuve una especie de depresión, no me apetecía seguir. Era extraño, porque hacía lo que me gustaba, salía mucho de gira, pero había algo en mí que decía que no era yo, necesitaba llevar lo que hago, el flamenco tradicional, a lo que vivo.

Dada tu extensa relación con la danza y la performance, ¿Habéis pensado en llevarla a vuestros directos?

Me encantaría, pero ahora mismo no tenemos caché para eso. A mí el mundo de la danza y la escena me ha abierto mucho la mente, me ha llevado a otras cosas y eso me ha forzado a buscarme la vida de otra manera.

RomeroMartín

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