Foto de José Damián Llorens
17 de septiembre 2020
En su perfil de Instagram abundan las fotos familiares pateando la montaña. También los recuerdos de su participación en numerosas charlas, encuentros y foros donde voces expertas como la suya analizan y mantienen la alerta sobre la necesidad de cambios en cuestiones ambientales básicas que nos afectan a todos. Licenciada en Periodismo y doctora por la Universidad de Valencia, Maria Josep Picó (Sagunt, 1973) habla alto y claro sobre la realidad ambiental, muchas veces problemática, en la que nos toca vivir. Materia amplia que se bifurca en tantos meandros que necesitamos de expertos como ella para a informar y divulgar sobre asuntos complejos.
Llegó al periodismo para dar voz a los que no la tienen y para contar las historias a su manera. Se curtió en la prensa local antes de dar el salto a la redacción en Valencia del diario Levante-EMV. Su instinto y perseverancia para seguir los temas más candentes le valieron ya en 2005 la concesión del Premio Nacional de Periodismo Ambiental que otorga el Ministerio de Medio Ambiente. Dirigió la desaparecida revista Nat y ha publicado diversas obras en torno al cambio climático y la preservación de la naturaleza. Como eficaz comunicadora colabora en diferentes medios escritos y en programas de radio y televisión. Imparte además clases en los grados de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Jaume I de Castellón y coordina un módulo de periodismo ambiental del Máster en Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra. En las elecciones generales del pasado mes de noviembre concurrió como número dos en la lista de Més Compromís por Valencia. No consiguió el escaño al que optaba como candidata independiente, pero Picó pide a la política celeridad y recursos para afrontar numerosos temas pendientes.
¿Qué te llevó al periodismo ambiental?
Por un lado, la proximidad a un entorno ambiental degradado pero muy valioso, que estaba peligro pero se empezaba a proteger. Eso junto a mucho interés y vocación. Cuando empecé a estudiar tenía cerca la Marjal dels Moros, que al final se recuperó; la Calderona era una de nuestras montañas de referencia en la comarca. Toda la especialización comenzó en la redacción comarcal del diario Levante-EMV, me llevó después a la redacción en Valencia. Casualmente, el compañero que llevaba Medio Ambiente (y Defensa), Pepe Sierra, se fue como responsable de la delegación en Requena y me encargaron su área. Yo dije que Defensa no lo haría, el director me dijo, “si hay que hacerlo algún día lo harás”. Pero ese día no llegó.
¿Cuáles son las diferencias entre el periodismo ambiental que se hace ahora y el que se hacía hace 20 años?
Ahora se hace periodismo ambiental de mesa, de estar delante del ordenador y buscar temas, es muy triste. En los años 60-70 los periodistas eran activistas, se ponían delante de las máquinas para que no se urbanizara un espacio protegido. Durante la anterior generación a la mía y la mía aún se hacía periodismo ambiental. Pero desde la crisis de 2008, en las redacciones se hace un periodismo de mesa, de buscar en revistas de impacto, ver qué dicen los ecologistas, los políticos… Habría que ahondar un poco más en el territorio y ver qué temas hay en la agenda.
¿Qué le falta ahora?
Tener apoyo de las redacciones. El ambiental es un periodismo vulnerable, no tiene un lobby económico que lo apoye. De las redacciones han desaparecido los periodistas ambientales, igual que los científicos. Los compañeros que siguen a los políticos se mantienen ahí, los que hacen deportes mayoritarios lo mismo, o los de economía. Te puedo decir que hay mucha gente interesada en el periodismo ambiental, un ejército de periodistas que sigue haciendo mucha labor en blogs, en redes o colaborando con medios, pero de esas noticias se busca que sean atractivas, curiosas, y eso es más divulgación que periodismo activo, el de denuncia, el de pinchar a las fuentes. Desde la crisis hay una gran dificultad en criticar a Iberdrola o Endesa, que son los que ponen la publicidad que mantiene a los medios.
¿El periodismo ambiental incisivo solo puede estar en los medios minoritarios?
Ese periodismo puede estar en todos si se quiere, aunque no se está haciendo. El cambio climático ha servido como cortina de humo para tapar otros temas, porque el medio ambiente atiende temas muy amplios. Cuando hablamos de cambio climático nos centramos en lo que dicen los científicos, en las rencillas de los negacionistas, en las campañas vistosas pero, ¿qué pasa con nuestros residuos? ¿qué tipo de urbanismo queremos? ¿qué tipo de movilidad tenemos? Hablamos de desarrollo, del modelo de sociedad que queremos. Por eso es vulnerable, porque toca intereses económicos muy fuertes. Cuando estuve en Levante-EMV tratamos el trasvase del Ebro no desde un punto de vista político sino ambiental. Mi labor fue hablar de un tema que era de infraestructura y político, en esas secciones se llevaba grandes titulares; yo me dedicaba a sacar estudios, análisis, a entrevistar a personas expertas. Esa sería la idea.
Portadas de algunos de los libros publicados por Maria Josep Picó
¿Algún tema en el que te hayas dejado la piel?
El trasvase del Ebro fue un hito. Fue muy importante y creo que fue el motivo por el que me concedieron el Premio Nacional y me llamaron para la puesta en marcha de la revista Nat. También he estudiado mucho temas que me han marcado, como el de los residuos. Cuando llegué a Levante había muchos problemas con los vertederos, eran temas poco glamurosos que implicaban leer mucho, consultar fuentes muy confusas, luego vender el tema a tus jefes. Todavía no estábamos en la era del clickbait pero se buscaban titulares atractivos.
Mi primer cursillo fue de gestión de vertederos. Había llegado a materias muy dadas por los ecologistas que decían que la incineración era malísima. Como no sabía del tema me fui a Madrid a ese curso. Me enteré de las formas de tratar los residuos, de las grandes novedades que había, que los vertederos pueden funcionar bien pero como no están bien gestionados desprenden malos olores,… Otro tema que me llevó mucho estudio fue el de los transgénicos. Debes estudiar porque aquí se ha vendido como algo nocivo para el medio ambiente, aunque no se ha demostrado. Sin embargo, para mí un gran tema del que se habla poco son los fitosanitarios, todos los productos que se echan al campo y provocan contaminación de acuíferos, insectos muertos o equilibrios ecológicos alterados para siempre.
¿Ha sido bueno el confinamiento para el medio ambiente?
Sin duda, por toda la contaminación que no hemos emitido, pero ha sido algo muy puntual, después las dinámicas se mantienen igual. También se han cruzado los vectores ambientales con los de la salud. La gente estaba más interesada en lo que comía o nos hemos fijado más en que la contaminación perjudica la salud. Ha surgido una conciencia de que si protejo la naturaleza me protejo a mí mismo y la salud de los demás, porque el bien común en la sociedad capitalista, que es muy agresiva, está completamente dinamitado.
¿Cuánto no sabemos de cosas que nos afectan directamente?
No sabemos el 90% de mucho. Es cierto que saber demasiado a veces nos hace más vulnerables. La pregunta es por qué hay gente que no quiere saber o por qué hay gente que aun sabiendo no hace nada. Tenemos muchas influencias y la económica es fundamental. Un titular que diga que hay no sé cuantos millones de inversión es mucho más vistoso. Cuando se iba a hacer la línea del AVE yo era la redactora que iba con los despieces. Las infraestructuras se vendían como algo maravilloso, el progreso, el futuro. Entonces llegaba yo diciendo “pero mira, tiene un impacto, la red de cercanías se deja de lado”. Me decían, “venga, hazme un despiece”, de manera que yo nunca abría la sección. Después ya sabemos lo que ha pasado, las redes de cercanías están hechas un desastre, además de ser un medio de transporte elitista porque no todos pueden pagar esos precios.
¿Los medios deberían apostar más por la información local?
Sí, pero es muy cara. Porque tú te sientas en la mesa y puedes hacer un montón de noticias ambientales, mirando revistas, hablando con grupos ecologistas, con notas de prensa de las administraciones, se montan sin moverte de la mesa . Ahora, si quieres realmente saber qué pasa en la Sierra Calderona, si este cortafuegos está bien hecho o no, tienes que ir, pero ¿quién paga a ese periodista? Eso ya no se paga. A la ciencia le pasa lo mismo, no hay periodismo científico. Hasta un diario de referencia como El País ha externalizado la sección de ciencia (la lleva Materia, del grupo Vocento), ahora solo hay una redactora con nómina, los demás cobran a tanto por pieza.
¿Sirvió para algo la Cumbre del Clima de 2019?
Yo soy muy optimista con el tema de las cumbres, aunque sea muy difícil llegar a grandes acuerdos. Este año tuve la ocasión de ir con el Centro Vasco de Cambio Climático, de acudir a algunas reuniones de expertos. Son muy útiles para que la gente se encuentre, para ir pactando medidas, para ir tejiendo una comunidad internacional. De eso se hace muy difícil encontrar un buen titular. Estuve en un panel de nuevas herramientas para medir emisiones, pude ver cómo se avanza mucho al compartir conocimiento, generando comunidad, creo que la acción internacional requiere de esos encuentros, se ha creado una cultura. Los científicos con los que hablé me dijeron que no había sido un fracaso, que se había avanzado. Lo importante es seguir, aunque sean pequeños pasos.
¿Qué medios o periodistas debemos seguir si queremos estar bien informados?
A mí me gustan los medios convencionales, saber qué temas siguen los medios generalistas. Si he de elegir un medio sería The Guardian, su nivel de profundidad en temas ambientales es excepcional. Ha cubierto temas muy comprometidos, sus firmas de opinión son interesantes. Supera al New York Times o a Le Monde, aunque no es periodismo de proximidad, sirve para temas de reflexión.
En Barcelona lleva muchos años Antonio Cerrillo de La Vanguardia, diario que también tiene un suplemento. La Marea es bueno en temas de cambio climático; también el diario.es. Al final, los medios de líneas progresistas incluyen más temas ambientales. Programas como Aquí la tierra, donde sale el medio ambiente de una manera muy transversal me parecen interesantes, han demostrado que se puede hacer un programa de proximidad a nivel nacional. En el periodismo ambiental hay que diferenciar entre la divulgación, el periodismo y el activismo. El periodismo amable de animalitos está bien para ver el medio ambiente como algo positivo, el activismo está en decadencia, y el periodismo que es capaz de hacer una entrevista polémica casi ha desaparecido, ya no se accede a las direcciones de las empresas.
¿El tema de la protección de la huerta en Valencia es ambiental o patrimonial?
Ambiental, pero también de patrimonio, paisajístico, de alimentación. Ahora tenemos unos gobernantes más progresistas, con un discurso ecológicamente correcto, pero ¿dónde están los hechos? Necesitamos hechos. Ya hemos aprobado el plan de la huerta, tenemos toda la literatura pero, ¿cuándo llegamos a la acción? Esa es la pregunta. Ahora en la Comunidad Valenciana se está tramitando la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, después hay que aprobarla, luego hacer el reglamento, dotarla de presupuesto y mientras se acaba la legislatura. La huerta tiene un reto muy importante: que haya apoyo e inversión porque sino desaparecerá.
¿Puedes darnos algún consejo para ser personas más sensibles con el medio ambiente?
Algo tan sencillo como intentar tocar la naturaleza, la tierra que tengas cerca de casa, la arena, salir del supuesto confort, comer un poco mas de proximidad. Pasear por la noche bajo la luz de las estrellas.