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Foto, Carlos Acosta

Un gran artista merece una gran películaYuli es la emocionante historia del bailarín Carlos Acosta llevada al cine por Icíar Bollaín. El 14 de diciembre llega a las salas la vida del cubano; cine y danza fusionados, ritmo y movimiento, desde el travelling inicial por las calles de La Habana hasta las coreografías interpretadas por el propio Acosta o por los bailarines que participan en el film.

El niño travieso que quería ser futbolista llegó a lo más alto en el ballet, a ser una estrella por su gran técnica, un baile fuerte, vibrante, prodigioso. Fue el primer negro en interpretar a Romeo en el Royal Ballet inglés. Por imposición paterna primero y por impulso de sus maestras después, tras un camino de inseguridades, soledad y desarraigo que bien recoge la película de Bollaín, Acosta (La Habana, 1973) culminó su carrera en el clásico con reconocimientos como la máxima distinción de la Real Academia de la Danza del Reino Unido.

Yuli, basada en el libro No way home que el mismo Acosta publicó en 2007 para rendir cuentas con un pasado doloroso, ha sido un encargo de la BBC —tras su anuncio hace dos años, dimos buena cuenta en este artículo de EL HYPE. Cuando se puso manos a la obra con Paul Laverty, el guionista, pensaron que si se trataba de la vida de un bailarín estaría bien que se bailara, y además que participara el protagonista de la historia. Así, en la trama, Acosta se interpreta a sí mismo durante la creación de un ballet sobre su vida, montaje que le llevará a revivir su pasado.

De gran parte de las coreografías que aparecen en la película se ha encargado María Rovira, creadora de origen catalán y trayectoria internacional, quien llegó al proyecto avalada por sus numerosas obras para otras compañías, entre ellas la que dirige el propio Acosta en La Habana desde 2015. Rovira, en conversación con EL HYPE, cuenta que ha sido un trabajo maravilloso pese a las dificultades técnicas para que la cámara recogiera el movimiento. Su participación ha tenido múltiples vertientes, desde buscar a chavales que bailaran hip hop en escuelas de La Habana, hasta crear las coreografías que se van insertando en el montaje para dar forma y dinamismo a la historia. Uno de los momentos más dramáticos se vivió en la grabación de la escena de la paliza de Acosta padre a su pequeño vástago. Mientras él interpretaba a su padre, cinturón en mano, el recuerdo se convirtió en vivencia y la emoción explotó en lágrimas reales que contagiaron a todo el equipo.

La película sobre Acosta nos habla también de un contexto histórico, ya que su adolescencia coincidió con los años crudos de los balseros; del racismo hacia los negros en la misma isla, de esclavitud, de corrupción, de política, de la falta de recursos, de fracasos y de sueños.

El impulso de una artista explosiva

De la escena actual, la malagueña Rocío Molina es una de las dinamitadoras de lo establecido. De formación y raíz flamenca, sus creaciones trascienden los géneros para convertirse en estimulantes ejercicios de riesgo. Emilio Belmonte, cineasta andaluz afincado en Francia, quiso seguir a la artista durante el proceso de creación de Caída del cielo, obra estrenada en 2017 en el teatro Chaillot de París en la que Molina dio un paso más en su osadía escénica hasta crear una pieza de alto voltaje dancístico, musical, estético y con marcado sello feminista.

Impulso es la película documental que se aproxima al universo creativo de Molina. Estrenada en octubre en Francia, ya se ha podido ver en salas de Estados Unidos, Rusia, Japón o China. En España, se ha exhibido en el festival Temporada Alta de Girona y en marzo de 2019 se verá en Movistar.

 

La película toma su nombre de la serie de improvisaciones que la bailaora realizó en Madrid, Barcelona, Jerez o Sevilla, sesiones junto a sus músicos habituales en las que desafía pautas como la del tiempo, llegando a estar cuatro horas seguidas en escena. De apariencia tranquila, la mirada de Belmonte nos acerca a una mujer que dialoga, que a veces no sabe lo que quiere pero no lo importa, que reconoce que le gusta el riesgo e ir hacia el límite y que sentencia necesito perderme, porque eso es lo que me permite encontrarme.

Impulso es la primera parte de una trilogía sobre el flamenco que su director (quien ya había aproximado su cámara a bailarines de hip hop y otras danzas urbanas) quiere abordar para continuar su aportación al cine documental flamenco.

Monstruos flamencos en corto

Un hilo visible une las carreras del Niño de Elche y de Israel Galván. Al cante uno y a la danza el otro, las ganas de experimentar en sus respectivas disciplinas, un espíritu ecléctico y un dominio de sus lenguajes son factores comunes que les han hecho encontrarse; como en La Fiesta, propuesta de Galván para cuyo elenco contó con el ilicitano.

El festival Sónar dio este año carta blanca a ambos artistas para crear algo conjunto. El 14 de junio Coplas mecánicas subía al escenario para cortocircuitar al público presente. La cámara de Victor Hugo Espejo estuvo allí, durante las horas de ensayo previas y en el concierto bailado para dejar constancia de aquel viaje único en el que ambos traspasaron de nuevo la barrera de lo conocido y se adentraron en terrenos inexplorados.

El corto documental de Espejo, estrenado en el reciente festival de cine de Sevilla, incluye una entrevista con Niño de Elche que da algunas claves sobre una relación tan fructífera: De Israel me interesa su intuición con el sonido, con la escena, con el movimiento. Se deja intoxicar. No tiene respeto por nada de lo que le rodea, ni por sí mismo, y eso es importante para renovarse.

Otras citas con la gran pantalla

El próximo dia 21 se estrena en cines Dantza, la película en la que Telmo Esnal recrea numerosos bailes tradicionales vascos. Presentada en el último festival de cine San Sebastian, la cinta recoge impresionantes escenas corales, en las que la naturaleza, los ritos y el folclore tienen protagonismo. Un documental para acercarse a la sociedad vasca a través de sus danzas.

Aún se puede ver en algunas salas Girl, la premiada cinta del belga Lukas Dhont cuya protagonista es una joven transgénero que quiere triunfar en el mundo del ballet. Cinta con numerosas, y hermosas, escenas de baile.

Más controvertida es Clímax, película de Gaspar Noé que se llevó el Premio a la mejor película en el pasado festival de Sitges y que acaba de llegar a los cines. De inquietante trama, su escena de danza inicial congrega a un nutrido grupo de bailarines demostrando sus habilidades coreográficas en un impresionante plano secuencia .

En 2019 se estrenará en España The White Crow, la película dirigida por Ralph Fiennes, que explora la vida de Rudolf Nureyev, uno de los más grandes bailarines de la historia (en EL HYPE os hablamos de ello cuando arrancó el proyecto). El próximo 14 de diciembre el teatro Alameda de Sevilla acoge un pase de la película y un encuentro con su director.