Foto de Jesús Robisco
El colectivo Lamajara ha encontrado en el campo un territorio a explorar con su proyecto LABranza. Reinaldo Ribeiro, uno de sus tres miembros, nos habla de esta iniciativa y del estreno inminente de su solo Samba.
La imagen tiene fuerza: en un espacio natural, decenas de personas unidas en un ritual de movimientos acompasados ejecutan una coreografía coral que les vincula con árboles, plantas, tierra, esfuerzo, sudor y ritmo. El paisaje del campo llevado a la geografía del cuerpo es la frase que resume la idea del proyecto LABranza. Reinaldo Ribeiro, Daniel Rosado y Paloma Hurtado han encontrado en la necesidad de contacto con la naturaleza una veta artística de la que han extraído tres propuestas: una intergeneracional que ya han implantado en varias pequeñas localidades de Cataluña y Baleares; una pieza para sala y espacios singulares interpretada por ellos mismos; y un código de movimiento para actores, performers o bailarines bautizado LabraT que trabaja la concentración y atención al entorno a partir de acciones como empujar, agarrar y traccionar.
“Tuvimos la idea en Tenerife hace tres años, rodeados de naturaleza. Pensamos que había similitudes entre los ciclos del campo y los nuestros, campesino y bailarín modifican su entorno a través del movimiento; en ambos casos además el trabajo físico es muy duro y exigente” nos cuenta Ribeiro. Abriendo surcos en la tierra, arrancando malezas, plantando semillas, regando, recolectando, así pasaron su periodo de investigación en el centro coreográfico de La Gomera: hablando con los agricultores, con la gente del campo, que acumulan saber y desgarros por los años doblando la espalda al sol. Dispositivo Labranza, que girará por Málaga y Tenerife, tendrá el estreno de una nueva vertiente en el inminente Festival Sismògraf de Olot, ahora en versión kids, es también fruto de esos encuentros con los labriegos. “La propuesta ha coincidido además con la vuelta al pueblo de muchos urbanitas para recuperar los campos de los abuelos y hacer comunidad, con una necesidad de volver a lo esencial”, añade.
Está siendo sin duda un buen año para este colectivo afincado en Barcelona. Aparte de su participación en Sismògraf, en el mismo mes de abril estrenarán Mediterránea, en Mataró, y el solo Samba, de Ribeiro, en la Sala Hiroshima. En junio habrá más representaciones del dueto Al voltant, propuesta de Ribeiro y Casado, en la Sala Antic, de Barcelona, antes de recalar con este mismo trabajo en la Tanzmesse de Dusseldorf. También en verano, participarán en la Fira de Tárrega. Emulando la propuesta que más visibilidad les ha dado en los últimos meses, han estado sembrando para poder recoger frutos con los que seguir alimentando su trayectoria.
Samba do Brasil
En sus cinco años de existencia Lamajara, aparte de LABranza, ha sacado adelante otros cuatro trabajos escénicos: Puerto Iguazú, Al voltant, Innings y ahora Samba. Este último es un solo producto de la residencia de Ribeiro en la Sala Hiroshima, donde este año es artista residente y en la que el creador rinde cuentas de sus raíces brasileñas. En Rio de Janeiro pasó sus primeros 20 años de vida. Buenos Aires y Barcelona han sido las otras ciudades donde ha evolucionado como persona y artista. Sobre Samba nos comenta su creador: “Necesitaba nuevos retos, la pieza es un autorretrato sencillo, verdadero, sin pretensión…y algo bruto”. No es este solo una incursión en lugares comunes sobre el carnaval o sobre Brasil, sino una personalísima disección de recuerdos, bagajes y anhelos que incluye referencias a la película Orfeo negro (Marcel Camus, 1959), a la música de Vinicius de Moraes o Tom Jobim, a la Garota de Ipanema (“Una musa blanca de ojos azules en un país donde más de la mitad de la población es negra o mestiza”, explica el performer) o al icónico Cristo de Corcovado. “En mí vive un sambero renegado”, confiesa Ribeiro divertido. “Nunca pensé que el carnaval me pudiera inspirar una obra”. Pero 20 años después de haber dejado su ciudad natal la necesidad de mirar atrás ha ido tomando cuerpo en esta pieza donde se respira ese mapa vital entre música electrónica, flecos samberos y una palabra dibujada con purpurina: Europa, que el artista difumina a golpe de abanico.
La filosofía non stop de Lamajara ha consolidado al trío fundador -cada uno de ellos con sólidas trayectorias para otras formaciones- como un magma creativo diverso que trabaja desde la colaboración, sin jerarquías. Entre sus objetivos figura el poder crecer para dar cobijo a artistas emergentes en creación, producción y distribución, ofrecer aquello que ellos mismos en su día tanto necesitaron.
Lamajara. Samba. 13 de abril Sala Hiroshima (Barcelona). Labranza Kids. Festival Sismógraf (Olot). 19 de abril.