Foto, Dali Attomicus, de P.Halsman
La exposición sobre Philippe Halsman, en CaixaForum de Barcelona, permite acercarse a la creación de este innovador e irónico pionero de la fotografía artística en el siglo XX.
Algo especial debía tener Halsman (Riga, Letonia, 1906–Nueva York 1979) para conseguir que ante su cámara posaran cientos de los personajes que dieron forma a la historia del siglo XX: políticos, actores, directores de cine, deportistas, escritores o aristócratas, un sinfín de nombres propios a los que retrató de las maneras más originales, mientras buscaba nuevos usos de la cámara y sus posibilidades para captar al personaje.
Es el caso de la serie jumpology en la que literalmente hacía saltar a sus modelos, como hizo Marilyn Monroe en dos momentos de su vida, cuando comenzaba su carrera de actriz y años después cuando era ya una de las más cotizadas estrellas de Hollywood.
Para Halsman el salto favorecía que ante la cámara cayera la máscara de cada persona, más concentrada en el salto que en la expresión, consiguiendo así imágenes más relajadas y divertidas que con otro tipo de retrato.
Monroe tuvo su primera portada en LIFE en 1952, con uno de los saltos, revista para la que Halsman realizaría 101 portadas. Años después, en 1959, ya encumbrada a estrella del cine, fue convocada a una nueva sesión de saltos, pero como había descubierto con espanto -le horrorizaba la idea de desvelar su auténtica personalidad- el motivo que animaba a Halsman a hacer brincar a sus invitados, no fue hasta 200 saltos y tres horas después que el fotógrafo obtuvo la imagen que necesitaba.
Marilyn Monroe, 1959
En 1959 se publicaría el libro Philippe Halsman Jump Book, que recogía en desinhibido salto a 170 famosos como Dean Martin, Grace Kelly, Gina Lollobrigida, Jerry Lewis, Shirley MacLaine, Jacques Tati, Fred Astaire, los Duques de Windsor, o el mismísimo Richard Nixon.
Alfred Hitchcock. Retrato promocional de la película Los pájaros
Su relación con Dalí comenzó en una galería de Nueva York en 1941 y se prolongó durante casi 40 años. Marcó su carrera, ya que este tandem artístico le permitió llevar adelante ideas y experimentos únicos alentados por la personalidad y la obra del pintor de Cadaqués. Más de medio millar de fotos componen el archivo de imágenes que Halsman tomó de Dalí, algunas tan icónicas como Dalí Atomicus (1948), lanzando agua y gatos al aire. En 1954 se publicó el libro Dali’s Moustache, resultado de dos años de fotografías del bigote del pintor.
En el apartado de danza, son icónicas las fotos que el letón hizo de figuras como Marta Graham, Merce Cunningham o Alicia Alonso. En una de ellas, Cunningham permanece en el aire junto a una Graham que observa impasible desde un sillón cercano.
Su carrera fue muy prolífica. Comenzó en el París de los años 30, ciudad en la que definitivamente se desvincula de su formación de ingeniero tras recibir asilo político, gracias a la intermediación del primer ministro francés Paul Painlevé, ya que en 1928 fue acusado de la muerte de su padre en un accidente en el Tirol austríaco. El antisemitismo de la época no ayudó a un joven Halsman, único acompañante de su padre en esa fatídica excursión, y fue condenado a 10 años de prisión de los que pasaría dos en la cárcel. La campaña iniciada desde Francia por su hermana Liouba para su liberación y asilo contó con el apoyo de personalidades como Albert Einstein (a quien más adelante retrató con expresión de tristeza tras hablar de los efectos mortíferos de la bomba atómica), Thomas Mann y Sigmund Freud.
Jean Cocteau, el artista multidisciplinario, 1949. P. Halsman
En París comienza sus retratos, el primero de ellos a André Gide; a partir de ahí pasarían por delante de su objetivo André Malraux, Marc Chagall o Le Corbusier. Pero también dedicó su tiempo a revistas como Vogue, Vu o Harper’s Bazaar.
En 1940 huye a Estados Unidos y se instala en Nueva York, ciudad donde combina sus trabajos para moda y publicidad para destacadas revistas del momento, con series que le permiten desarrollar su vocación más experimental.
Su fotografía se caracteriza por el estilo directo, la perfección técnica y la particular atención al detalle, pero también por su diversidad y constante experimentación con el medio. Desarrolló una exhaustiva cultura visual, inspirado por las técnicas y estéticas propias de la época como fue la Nueva Visión en el París de los años 30. También cultivó un rico imaginario que bebía del surrealismo y que su relación con Dalí le permitió llevar a extremos insospechados.
De hecho, según reconocía, aspiró a crear las fotos más sorprendentes y originales. De ahí el título de la muestra, Sorpréndeme.
Más de 500 piezas componen la exposición, producida por el Musée de l’Elysée de Lausana con la ayuda de la familia del artista: los retratos más célebres, material inédito, fotomontajes, hojas de contacto o pruebas de impresión, en la retrospectiva más completa que se haya realizado de Halsman hasta el momento.