Foto de Christian Ponce
¿Es posible partirse de risa en un espectáculo de danza? ¿Elevar el humor de categoría? Los Moñekos así lo intentan, y lo consiguen.
No está solo Eduard Fernández, imprescindible del cine español, cuando reconoce que sus primeros papeles fueron de bombilla y de tubo. Sarah Anglada y Miguel Fiol, recuerdan entre risas, como no, su encuentro profesional en la compañía Roseland Musical.
Mientras hacían de huevo duro, cartón de vino, magdalena y otros objetos inanimados a los que daban vida, entre ellos surgió la chispa. Nos mirábamos y veíamos que el otro también se estaba riendo de la situación, dice él, y añade ella que cuando en ese mismo show hacían de títeres todo el mundo les decía lo bien que les salía “¡si parecéis muñecos!”; y sí, de muñecos a moñekos hay un tris y así surgió su nombre de batalla.
Desde que en 2010 decidieron unirse, gracias a ese mismo sentido del humor y a las ganas de encontrar espacios de libertad para su propio lenguaje, Los Moñekos han ido ocupando poco a poco un espacio casi invisible en la escena actual: El de la danza que suma el humor, la intención clara de provocar la risa, a su propuesta artística y coreográfica.
En una interesante intersección entre el teatro y la danza, es sin duda esta última la que más pesa en Los Moñekos, desplegando infinidad de recursos, a través de unos intérpretes muy preparados y curtidos en compañías como Senza Tempo, Nats Nus, Sol Picó o The Bag Lady Theatre.
Ambos, Fiol y Anglada exhiben una química explosiva en el escenario, una velocidad que ayuda incrementar la sensación de desenfreno y unos gags tan absurdos e inteligentes que es imposible no caer rendido antes su descarado encanto.
Sí, somos muy de humor, sentencia divertido Fiol, y nos hemos juntado a hacer lo que nos da la gana. La Virgen del Moñeko (2010) fue su primera declaración de intenciones. La gente venía después a darnos las gracias, porque se lo habían pasado muy bien. La danza puede ser dramática o divertida y el humor está infravalorado, no solo en danza, también en el teatro o en la ópera, dice Anglada. Así, se encuentran que por un lado cuentan con el aplauso del público, pero por otro con la falta de programación y de respaldo por parte de las instituciones, parece que el humor no tiene suficiente peso intelectual para ser tomado en serio, sentencian.
Pero ellos siguen en su línea y van creciendo. YI-HA (2014) fue su segunda creación, adaptada para calle como KA-YI-JA, y Susurrando a los caballos, la más reciente, estrenada el pasado mes de octubre en el festival TNT de Terrassa. Ahora han incorporado al actor Mauro Paganini, que encaja perfectamente en sus delirantes obras.
El absurdo nos define, pero partiendo del control. En el proceso de investigación entra la calidad, lo bien hecho, el que resulte interesante, lo inteligente… pero una vez tienes eso lo destrozas para crear algo diferente, comenta Fiol a la vez que reconoce que la danza actual que ellos ven es seria y conceptual, también algo aburrida. Por eso piensan que hace falta un circuito, festivales, espacios donde poder actuar; ellos y compañías de la misma onda como Xavi Xevi Xou o Mar Gómez.
Con cinco años de historia común, aunque siguen compaginando este proyecto con la participación en espectáculos de otras compañías, notan que están pasando cosas, que Los Moñekos crecen.
Sus seguidores aumentan tras cada función y 2016 promete ser un año interesante, con la presentación en abril de Amortal Combat, una pieza donde elevar las hostias a la categoría de lenguaje. “Una caída puede ser divertida, pero nosotros lo que hacemos es trabajarla, darle la vuelta y decir, pues ahora nos vamos a caer hacia arriba”, sentencian.