Foto de Mikhail Baryshnikov
La galería londinense Contini Art acoge hasta finales de enero Dancing Away, una completa colección de fotografías de danza de Mikhail Baryshnikov. Es conocido como uno de los mejores bailarines del mundo, primero dentro del repertorio clásico y a partir de los 90 también en roles contemporáneos. Mikhail Baryshnikov, Riga, 1948, se formó en la famosa escuela Vaganova de San Petersburgo, y pronto demostró sus portentosas dotes para el baile. Escapó de la URSS en 1974, cuando estaba de gira por Canadá con el Ballet Kirov y al poco tiempo se integró en la vida artística de los EEUU, donde pasados unos primeros años como intérprete dirigió el American Ballet Theatre durante una década.
Su versatilidad, contactos y curiosidad le llevaron a crear en 1990 el White Oak Dance Project junto a Mark Morris, otro de los grandes de la danza americana, una herramienta para la experimentación y la creación contemporánea. En Valencia tuvimos ocasión de verlo actuar con WODP en la Feria de Julio (!) en 2002. Parecía increíble como un cuerpo camino de los 60 años que había sufrido varias operaciones de rodilla pudiera expresarse con tanta precisión. Su magnetismo escénico era absoluto.
Por esas mismas fechas, estuvo trabajando con los bailarines del desaparecido Centre Coreogràfic y el resultado se pudo ver en La Nave de Sagunt. Eran otros tiempos, sin duda. El divo, que no es tal, demostraba en las distancias cortas que, más allá de su atractivo y arrolladora presencia, parte de su éxito radica en un trato exquisito a todo el mundo, sobre todo a los bailarines, a quienes considera sus iguales.
Para conseguir esas imágenes tan etéreas, desenfocadas y de contornos borrosos utiliza una larga exposición y apertura del disparador, de manera que la lente se expone a la luz lo suficiente como para conseguir el efecto deseado. Para hacerlas pone en prática una de sus máximas, que el arte se produce cuando el corazón está caliente pero la mente fría.