Foto de Loïe Fuller
La exposición Metamorfosis, sobre figuras pioneras del cine de animación, recoge en una de sus primeras salas un video de la famosa danza serpentina de Loïe Fuller y nos recuerda su valiosa aportación a la escena del siglo XX.
Es curioso que uno de los materiales que acompaña el recorrido por la obra de Ladislas Starewitch, protagonista junto a Jan Švankmajer y los hermanos Quay, de esta fantástica, en todos los sentidos, exposición sea el video coloreado de la danza que proporcionó más popularidad y trascendencia a su autora, Loïe Fuller, bailarina, coreógrafa, directora de escena, iluminadora y figura clave para entender la vanguardia escénica europea de principios del siglo XX.
Pero no en vano esta exposición lleva por título la palabra metamorfosis, la misma que sirvió a la comisaria Aurora Herrera para titular la interesante exposición sobre Fuller que, hace unos meses, se pudo ver en La Casa Encendida de Madrid: Escenarios del cuerpo. La metamorfosis de Loïe Fuller. En ella, junto a valiosos materiales de archivo sobre sus danzas, otros dos artistas de radical vanguardia, aunque actuales, como son La Ribot y Carles Santos, protagonizaron un audiovisual que recogía la esencia experimental de la artista, nacida americana (Illinois 1862) pero cuya carrera se desarrolló principalmente en Europa (murió en Paris en 1924).
Autodidacta, también fascinada por la ciencia y la investigación, consiguió en la última década del XIX adelantarse a su tiempo y convertir el escenario en caja negra, donde el rápido movimiento de su cuerpo y de sus ropajes combinados con el uso de luces de colores y proyecciones lumínicas convertían la visión de su expresión en algo hipnótico.
Fuller fue amiga y musa de artistas y científicos del fin de siglo: Toulouse Lautrec la retrató, Marie Curie o los hermanos Lumière la ensalzaron y Rodin se encontraba entre su larga lista de amigos y admiradores. Empresaria, también cineasta y comisaria de arte, fue bailarina desde la infancia y cuando se trasladó a Europa, primero a Londres y después a París (comenzó en el mundo del burlesque y del cabaret, también como bailarina en el Folies Bergère), buscaba los lugares donde se estaban fraguando las novedades que romperían con el pasado y convertirían el nuevo siglo en el de las vanguardias, los avances y la osadía. Como la que le llevó a inventar artilugios para sus puestas en escena, mecanismos y dispositivos por ella patentados que abrieron caminos novedosos a la representación y que le permitieron simular flores, mariposas y seres fantásticos con sus enérgicas y coloristas danzas, metamorfosis que confieren sentido al título de la expo.
Metamorfosis pudo visitarse en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.